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El traspiés político de Rifat el Asad en Siria es obra de Moscú, según los israelíes

La derrota de Rifat el Asad en la lucha política librada las últimas semanas en Siria se debe primordialmente a la intervención de Moscú, según afirman los servicios especiales israelíes. Para estas fuentes, no es una casualidad que el nombramiento de los tres nuevos vicepresidentes y la reorganización del Gabinete fueran efectuados durante la estancia en Damasco de Gueidar Aliev, viceprimer ministro de la URSS, miembro del Politburó y de origen musulmán.Al parecer, el enviado especial del Kremlin insistió para que se privara a Rifat el Asad de una parte esencial de sus poderes tras alegar que los servicios de información soviéticos habían tenido noticias de una intentona de palacio pronorteamericana preparada por el propio hermano del presidente.

Los soviéticos desconfían desde hace tiempo del hermano de Hafez el Asad, al que acusan de ambicioso, intrigante y corrupto y de preferir la influencia norteamericana a la soviética.

Los viajes efectuados con frecuencia por Rifat el Asad a Occidente -sobre todo a Estados Unidos, donde recientemente ha adquirido una casa lujosa en un barrio residencial en las afueras de Washington- y sus entrevistas privadas con altos funcionarios norteamericanos son mal vistos por los dirigentes de la Unión Soviética.

Su famoso encuentro, rodeado de misterio, con el que fuera ministro de Defensa israelí, Ariel Sharon, en un hospital situado en las proximidades de Nueva York, fue descubierto por los servicios de información soviéticos y hecho público con el fin evidente de desacreditarle.

Arreglo de cuentas

La enfermedad y debilitamiento progresivo de Hafez el Asad y la necesidad de preparar su sucesión ofrecieron a los enemigos de Rifat en la dirección del partido Baas, más próximos a los soviéticos, una ocasión que no desaprovecharon para ajustar cuentas con el hermano del presidente y aprovechar el momento para recortarle las alas, al privarle del puesto clave que ocupaba como jefe de las brigadas de defensa. Su nombramiento como vicepresidente e inspector de la Defensa y de la Seguridad, cargo este último más honorífico que real, sitúa al sunita Abdel Halim Jadam como aparente favorito en la carrera por el poder.

Con ello, el Gobierno soviético mira hacia el futuro y pretende ampliar la base del régimen sirio, dominado hasta ahora por la secta minoritaria alauita (a la que pertenecen los dos hermanos Asad y los principales jefes del Ejército), para evitar que el régimen sufra una desestabilización el día siguiente de la desaparición del actual presidente.

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