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RELIGIÓN

La Conferencia Episcopal Española trata de adecuar su perfil a la nueva realidad del Estado de las autonomías

La Conferencia Episcopal trata de adaptar su perfil a la ordenación autonómica del Estado español, con la incorporación de tres hombres de claro signo autonómico al más alto órgano del episcopado: Ramón Torrella, arzobispo de Tarragona; Carlos Amigó, titular de Sevilla, y José María Setién, obispo de San Sebastián. El portavoz de los obispos, Antonio Montero, apuntaló el sentido de la triple elección al señalar el carácter de zonas significativas (Cataluña, Andalucía y el País Vasco) de las de procedencia de los tres nuevos integrantes del equipo de guardia de la Conferencia. La Comisión Permanente, también renovada y rejuvenecida, en la que se mantienen cuatro obispos y se incorporan 10 nuevos, celebró ayer por la tarde su primera reunión.

Con la reelección, la víspera, de Gabino Díaz Merchán y José Delicado Baeza para la presidencia y vicepresidencia, respectivamente, la Conferencia, que celebra hasta el sábado en Madrid su 40ª sesión plenaria, ha completado sus cuadros rectores para el trienio 1984-1987.El comité ejecutivo queda integrado, además, por el presidente y vicepresidente de los obispos, el titular de Madrid, Ángel Suquía, y el secretario general de la Conferencia, Fernando Sebastián, puesto éste no sometido aún a votación por ser su mandato de seis años.

Los cambios efectuados en la Comisión Permanente por los votos de los 59 obispos reunidos en la Casa de la Iglesia parecen más formales que sustanciales. Aunque ambas renovaciones, la del comité y la de la comisión, se valoran como significativas en medios episcopales, en el segundo de los organismos permanecen en sus puestos los hombres encargados de las comisiones clave: Elías Yanes, de Zaragoza, en la de Enseñanza, y Antonio Montero, de Badajoz, en la de Medios de Comunicación.

Obispos y manifestaciones

Los tres nuevos miembros del comité ejecutivo se mostraron cautos ayer en sus primeras declaraciones, aunque coincidieron en su respuesta a un punto muy concreto: los obispos españoles (a propósito de la nueva marcha contra la LODE, el día 25) no encabezarán manifestaciones de este tipo. Los protagonistas de estos actos deben ser los más directamente interesados en el tema. Para el obispo Amigó, él episcopado, si hiciera otra cosa, correría el riesgo de asumir un liderazgo que no le corresponde.Ramón Torrella fue más allá en el tema: "Sobre nuestras espaldas pesan 40 años de régimen autoritario, y en realidad se nos distingue todavía más como obispos que como ciudadanos". El prelado catalán advirtió un doble peligro: la manipulación de los obispos, por un lado, y el privilegiar a un sector social o tendencia política, por otro.

"Pertenecemos a tres nacionalidades autónomas y creo que en nuestra elección ha habido intención de reforzar la presidencia", dijo el arzobispo de Tarragona, Ramón Torrella, a propósito de sus nuevas funciones. Tanto Amigó como Setién quisieron subrayar la ausencia de poder real dentro de la Iglesia que conlleva su nuevo cargo.

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