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Adiós a la zona nacional

La jornada franquista del 27-N concluyó con escasos incidentes: apenas tres gamberros -expresión empleada por un portavoz de la Policía Nacional- fueron detenidos en el Estadio Santiago Bernabéu, cuando hicieron explotar un petardo frente a la portería del Athlétic de Bilbao. Por lo demás, excepto algunos gritos extemporáneos y algún corte de tráfico aislado, la tranquilidad fue prácticamente total.El octavo aniversario de la muerte del anterior jefe del Estado mostró claramente que el apoyo a las ideas ultraderechistas decrece de año en año: en esta ocasión no pasaron de 50.000 los manifestantes que desfilaron por Madrid, según los cálculos más solventes, lo que significa una notable disminución respecto de anteriores ocasiones. Los propios organizadores de la manifestación de ayer por la mañana, responsables de la Confederación de Combatientes declinaron ofrecer cifras concretas de participantes en el acto, ante el temor, confesado por alguien que marchaba en cabeza, de "exagerar demasiado el número".

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Los ex combatientes reunieron cerca de 90.000 personas en la manifestación celebrada en memoria de Franco

La jornada conmemorativa del domingo concluyó con apenas tres decenas de "niñatos" -igualmente según expresión policial- cantando el Cara al sol frente a la cafetería California, antes cuartel general de los protagonistas de la denominada zona nacional. 15 minutos de cantos, insultos en voz baja al Rey y gritos de "Policía, únete", y de "Policía sí, mercenarios no", dirigidos a los impasibles guardias, constituyeron el epílogo del 27-N. Los jóvenes iban, invariablemente, uniformados de azul y con botas militares; las jóvenes, muy vistosas, iban vestidas con ropa roja y gualda. Terminados sus cantos y sus gritos, unos y otros se dedicaron a recorrer la calle de Goya en sus motocicletas y automóviles, haciendo sonar ruidosamente las bocinas.

La solitaria, pequeña, gastada e inconfundible figura de Mariano Sánchez Covisa, antaño jefe de los guerrilleros de Cristo Rey, paseando por la calle de Goya, arriba y abajo; la escasez y la edad media de los jóvenes nostálgicos -menos de 20 años-; la indefenrencia general de los transeúntes, bastaban para adquirir la certeza de que, ocho años después, ya no existen zonas nacionales en el territorio nacional.

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