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La ‘cumbre’ hispano-portuguesa que hoy se inicia en Lisboa pretende relanzar las relaciones entre los dos países

El presidente del Gobierno, Felipe González, al frente de una delegación de más de veinte personas, entre ellas cuatro ministros, tres secretarios de Estado y una decena de directores generales, inicia hoy en Lisboa una cumbre hispano-portuguesa de los dos Gobiernos socialistas que, en palabras de funcionarios españoles, “servirá más para empezar cosas que para rematarlas”. Junto al presidente, integran la delegación los ministros Fernando Morán, Miguel Boyer, Julián Campo y Carlos Romero, así como los secretarios de Estado Miguel Marín, Luis Velasco y Miguel Oliver.

A pesar del interés del jefe del Gobierno portugués, Mario Soares, por celebrar el encuentro, que ya prometió en su campaña electoral del mes de abril, y por obtener de él acuerdos importantes, ninguno de los ministerios españoles que participarán en las 30 horas de - discusiones de Lisboa podían ofrecer ayer tarde un paquete de temas concretos donde se vaya . a concluir con unos acuerdos. Felipe González será recibido mañana, sábado, por la tarde, por el presidente de la República, Ramalho Eanes.La Declaración de Lisboa que firmen mañana los dos presidentes de Gobierno será, ante todo, un texto de intenciones que Felipe González está dispuesto a llevar a la práctica para que los dos países "dejen de una vez de vivir de espaldas el uno al otro" pero que Mario Soares, a pesar de sus buenas intenciones, no podrá cumplir sin salvar antes lo que. él mismo comentaba en la entrevista con el primer ministro portugués publicada por EL PAÍS el pasado jueves: la desconfianza que por razones históricas. existe en Portugal respecto de España, y que debe ser superada "con prudencia y no usando fórmulas demasiado imaginativas".

El tratado de 1977

Cuando, el 22 de noviembre de 1977, Mario Soares firmaba durante su primera etapa como primer ministro un tratado de amistad y cooperación con el entonces presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez, las intenciones reflejadas en los 12 artículos del documento y en los diferentes consejos y comisiones mixtas creadas no han conseguido resultados tangibles en casi ningún campo, salvo en el terreno de la colaboración militar. Precisamente en esta materia parece que está a punto ahora la firma de un acuerdo similar al negociado por España con Francia, la República Federal de Alemania e Italia, tema que, curiosamente, ha quedado marginado de la cumbre.Hasta ahora, la parte española ha ofrecido unas fórmulas que van desde una posición conjunta para forzar la integración de los dos países en el Mercado Común, a retirar las barreras aduaneras por ambas partes, suprimir los pasa portes o establecer industrias de pesca mixtas para explotar los re cursos portugueses, a los que España tiene derecho por un tratado bilateral que no prescribe hasta 1989. El único convenio que puede firmarse en esta cumbre y que ha sido preparado con anterioridad es el de radioaficionados, mientras otro sobre el puente fronterizo de Miño está a falta de algunos retoques.

El Mercado Común

Los portugueses no han dado ninguna respuesta concreta sobro los posibles acuerdos bilaterales salvo las generales de qué desean que se equilibre la balanza comercial, se mejore la infraestructura, viaria Madrid-Lisboa o se haga un plan de desarrollo económico para las regiones fronterizas.

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Aunque es posible que Mario Soares y Felipe González concierten una carta a los diez del Mercado Común para saber a qué atenerse después de diciembre, los portugueses aprovecharán la menor oportunidad para firmar anteique España el ingreso en la CEE.

A mediodía de hoy, Felipe González pronunciará un discurso en una sesión plenaria del Parlamerto luso, donde se espera que aborde públicamente los deseos de un, colaboración estrecha entre la dos naciones.

El tema de los mandos de la OTAN no será objeto de tratamiento en esta cumbre, entre otra razones, porque, en el hipotético caso de que España decidiera integrarse militarmente en la Alianza la decisión sobre ello sería tomada en negociaciones donde Bruselas tendría la última palabra y, además, el interés de España estarfimás en el eje Canarias-Gibraltar Baleares que en el propiamenti Atlántico Norte (SACLANT), a que pertenece Portugal.

Por lo que respecta al tema de la nuclearización de algunas bases portuguesas, no tiene sentido pensar que sea con euromisiles, cuyo alcance no les hace útiles a esa distancia de la Unión Soviética, y en el terreno del armamento atómico estratégico, la OTAN posee y instalaciones en el Reino Unido y Francia más que suficientes.

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