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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Las causas de la falta de inversión.

Los autores sostienen en este artículo que es el aumento del beneficio y no el del excedente empresarial la causa determinante del incremento de la inversión. El sistema financiero, en su función de canalizador del ahorro hacia la inversión, ha absorbido la totalidad del excedente generado por la política de contención de los salarios practicada desde los Acuerdos de La Moncloa.

La caída del excedente empresarial ha sido considerada de forma casi unánime como la causa determinante de la falta de ritmo inversor de la economía española. Se ha argumentado que un exceso de presión salarial compele dicho excedente e impide con ello la formación de unas adecuadas expectativas de beneficio. De este diagnóstico se deducía que la moderación salarial, al mejorar los excedentes empresariales, posibilitaría la recuperación de la inversión y por tanto de los niveles de empleo.Numerosos estudios, sin embargo, han puesto recientemente de manifiesto que las empresas mejoran de forma continuada su excedente de explotación, mientras que en general la inversión presenta tasas de crecimiento negativas. En efecto, la política de moderación salarial iniciada én los Acueidos de la Moncloa, en la medida en que representa un crecimiento de los salarios nominales inferior al del Producto Interior Bruto (PIB), permite un aumento en la participación del excedente de explotación en el PIB. De esta forma, los asalariados rompen con la tendencia registrada desde inicios de los años sesenta de incremento de su participación relativa en la distribución de la renta, cumpliendo con ello el papel que se les ha asignado en el proceso de superación de la crisis.

Si centramos nuestra atención en el conjunto de las empresas no financieras podemos observar una clara recuperación de su excedente de explotación. En efecto, tal como puede apreciarse en el cuadro adjunto, desde 1978 se produice un aumento considerable en la participación del excedente bruto de explotación de dichas empresas sobre su propio valor añadido. Dado que el porcentaje alcanzado en. 1981 ya es superior al de 1972, sería de esperar una expatisión de la- inversión y una elevada tasa de crecimiento económico. Nótese que en aquel año la tasa de crecimiento en términos reales de la economía española era del 8,6%, mientras que las últimas informaciones disponibles para 1981 sitúan dicha tasa en términos negativos (-0,2%). Cabe, preguntarse por tanto los motivos por los cuales la recuperación del excedente de explotación de dichas empresas no financieras no ha tenido una clara percusión sobre los procesos inversores.

Excedente y beneficio

En nuestra opinión, la inversién no es tanto función del excedente de explotación como de los beneficios; por tanto, los aumentos del excedente se reflejarán en mayores inversiones sólo en el caso ¿le que supongan más altos beneficios. Por este motivo es preciso no identificar excedente de explotación con beneficio empresarial. Así, una parte menor del excedente (en torno al 4%) se destina al pago de impuestos; las rentas de la propiedad y de la empresa -intereses, dividendos, alquileres, etcétera- se llevan el grueso (alrededor del 70%), quedando el resto retenido en forma de ahorro empresarial.

El beneficio comprende principalmente el conjunto de divideridos, una parte de las rentas mixtas y la totalidad del ahorro empresarial neto. Obsérvese pues que un aumento del excedente de explotación puede destinarse al pago (le impuestos o a retribuir capitales ajenos sin suponer, por tanto, un aumento del beneficio de las empresas.

Durante la década de los setenta se constata que la participación de los impuestos en la succión del excedente no ha variado sensiblemente. En cambio, como también se puede apreciar en el cuadro adjunto, los costes financieros han doblado su participación entre 1970 y 1977, estimándose que en la actualidad triplican la cifra inicial del 4,3%, absorbiendo alrededor del 13% del conjunto de excedente empresarial. En nuestra opinión, es este inusitado incremento de los costes financieros la explicación fundamental de que la recuperación del excedente no se haya traducido en mayores beneficios y, en conscuencia, nos encontramos ante una de las causas de la falta de inversión.

El sistema financiero

El aumento de los costes financieros para las empresas obedece fundamentalmente a un simultáneo incremento de los tipos de interés activos del sistema bancario, sin menospreciar el efecto en el mismo sentido de las otras fuentes de financiación (crédito exterior, emisión de títulos de renta fija). Aunque no vamos a analizar el: conjunto de factores explicativos de dicho incremento, es preciso destacar el papel que ha jugado en este sentido tanto el considerable aumento en los costes de daptación de pasivo (incorporación por parte del público de las expectativas de inflación en la demanda de retribución de su ahorro) como el comportamiento expansivo en los costes de intermediación (excesiva ampliación de la red de oficinas).

Es de destacar que el sistema bancario en su conjunto ha trasladado estos aumentos de costes hacia el sistema productivo, que no tiene suficientes canales alternátivos de financiación.

A la vista de tales comportamientos (traslación automática del alza de costes) así como de la manifiesta inflexibilidad a la baja del tipo de interés, habrá que concluir que el mecanismo de determinación del tipo de interés parece escapar a la lógica del mercado en competencia, y se sitúa claramente en una dinámica de oligopolio. Independientemente de sus resultados prácticos, el cartel de captadores de ahorro, eufemísticamente denominado "Pacto de Caballeros", que tantos beneplácitos ha obtenido de las más altas instancias económicas del país, es tan sólo la materialización desde la vertiente del pasivo de los comportamientos oligopolísticos que acabamos de constatar.

El sistema financiero, en su función de canalizador del ahorro hacia la inversión, ha absorbido la totalidad del excedente generado por la política de contención de los salarios, y "more than this" como diría Bryan Ferry. Como se desprende del cuadro adjunto, en 1973 las empresas no financieras destinaban al pago de intereses netos el 2,5% de su valor añadido. En la actualidad dicha cifra se acerca al 6%. En el mismo período, el peso de la remuneración de los asalariados de estas empresas respecto a su valor añadido pasa el 50,3% al 48,3%. Por lo tanto, el sistema financiero ha percibido porcentajes de renta superiores incluso a los liberados por la. política de moderación salarial. son economistas.

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