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La Menéndez Pelayo resalta la figura literaria y humana de Cossio, autor de 'Los toros'

La figura humana y literaria de José María de Cossío -cuyos restos reposan desde el pasado sábado en el cementerio de Tudanca (Cantabria), al lado de la Casona donde se desarrolló la casi totalidad de su amplia obra- tiene desde el lunes pasado su reflejo y análisis en el seminario organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Dirige el seminario el conservador del museo-biblioteca de la Casona, Rafael Gómez que, si hubiera que destacar alguna de entre las múltiples facetas del escritor y humanista, ésa sería la de "continuador de una vieja estirpe montañesa, literariamente culminada en el don Celso de Peñas arriba, de José María de Pereda".Pero si la figura de Cossío fue importante en el marco de la conservación de la estirpe familiar tudanca, no lo fue menos por su significación en la escena cultural española. El "profesor ambulante", como le definiera Gerardo Diego, no tuvo nunca cátedra fija desde donde impartir sus conocimientos porque su puesto de enseñante iba desde las tertulias madrileñas a las barcelonesas, pasando por las interminables de Tudanca. Cossío sirvió de aglutinante entre poetas tan dispares en lo ideológico como Rafael Alberti y Gerardo Diego, o de estilos poéticos tan diferenciados como el de García Lorca o Alberti. Cossío, que nunca quiso viajar fuera de España -su única salida a Lisboa se enmarca dentro de su concepción global de la Península Ibérica-, fue animador de los primeros cursos para extranjeros, en tanto que era subdirector de la Biblioteca Municipal Meriéndez Pelayo, "impartiendo lecciones peripatéticas por los claustros del seminario de Corban, junto a Eugenio Gómez, exportando cultura hispánica".

Cossío -con su interés por lo lúdico, por lo festivo, gran epicúreo en la mesa, vividor en el sentido positivo del término, como le ha definido en el seminario el académico Guillermo Díaz Plaja- fue el creador, "en su aspecto rústico y popular, de una nueva escuela veneciana del Renacimiento en la Casona de Tudanca", señala el director del seminario, "imagen y pauta a seguir para encontrar el sentido actual a aquélla".

Crítico e historiador de la literatura, vio su labor eclipsada por la monumental Los toros: tratado técnico e histórico, escribiendo otra de sus grandes obras, Fábulas mitológicas en España, para quitarse el sambenito de entendido en toros.

Otras aficiones

Pero no sólo su pasión por los toros, compartida con gran parte de los poetas de la generación del 27, dejó la aportación de un vocabulario taurino, sino que la afición por otras actividades, como el ciclismo, el boxeo y el fútbol, le llevó a realizar un vocabulario de esos tres deportes, inédito por el momento; igualmente, su aportación, desde su puesto en la Real Academia de la Lengua, permitió la recuperación de numerosas palabras dialécticas del antiguo castellano, recogidas en las llamadas "hilas", reuniones nocturnas mantenidas con los habitantes del lugar. Trabajador incansable, siempre durante las horas de la noche, tuvo en Tudanca el lugar de reposo para escribir la práctica totalidad de su obra.Cossío "nunca hizo literatura para ganarse la vida, sino por gozo personal", también señaló Rafael Gómez.

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