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Joan Ferraté califica de "cosquillas en el alma" las ideas de los neorromanticos

Para una joven generación de poetas, la pasión, el sentimiento y la inspiración románticas, vuelven a ser conceptos válidos para la interpretación de la experiencia creativa. Para los poetas más clásicos y que prefieren la técnica al arrebato, todo eso "son cosquillas en el alma", tal como dijo Joan Ferraté, considerado hoy de forma unánime como maestro de unos y otros. Éste fue el eje del debate que reunió a un nutrido grupo de poetas, el lunes por la tarde, en el Encuentro que dirige Dolors Oller en la Universidad Menéndez Pelayo de Sitges.Blai Bonet, Jaime Gil de Biedma y Joan Brossa, los tres poetas adultos, no se presentaron a la cita, sin más explicaciones, dejando un importante vacío en lo que se presumía iba a ser un polémico diálogo entre poetas humanistas y poetas de pretensión más erudita o universitaria.

Rafael Argullol y Antoni Marí, representantes en este caso de la generación más joven, profesores de Estética en las dos universidades de Barcelona respectivamente, se lamentaron de no tener el respaldo de los poetas de su generación anterior, y plantearon la relación entre conocimiento y poesía desde dos puntos de vista: el de la creación y el del lector.

Para Argullol existen tres temas o autopreguntas: "Ver las distintas etapas en que transcurre el devenir poético, las relaciones entre la voz propia del poeta y la otra voz, y saber si el conocimiento que se da en la obra es absoluto o hereditario, un momento de eternidad o la eternidad del momento". Argullol diferenciaba tres momentos de la creación relacionados entre sí: "el plano de las sensaciones o emotividad, el de las ideas o conceptos y el de la organización verbal de la obra".

El tercer momento es, en sus palabras, "el filtro lingüístico donde se inscriben las distintas conquistas anteriores", cuando uno lucha con las palabras desde una idea ya bastante clara de lo que pretende. Para él, éste es el paso que diferencia al hombre-poeta del "hombre sensible que no ejerce de poeta". Según Argullol, es precisamente la capacidad de darle nitidez a un texto lo que determina que la intuición o el ensoñamiento se conviertan en poesía.

A partir de esa premisa, Argullol sentó la hipótesis sobre la relación entre conocimiento y poesía en el lector: "Tal vez se da el mismo proceso que en el creador pero de forma inversa, es decir: verbal, ideal y la intuitiva o de aprehensión del mundo de las intuiciones en la última instancia".

Leyó un poema de Paul Valery, en el que se define el poema como una "fiesta del intelecto", y otro de Hölderlin con el que reparó en el concepto de continuum histórico para introducir la noción de creación absoluta o heredada y la idea del "segundo hacedor o la otra voz".

Imaginación trascendental

Antoni Marín, sobre la base de que todo conocimiento necesita un órgano a través del cual se expresa y de que la poesía acontece en la lengua y viceversa, manifestó que el conocimiento de la poesía es la imaginación trascendental que no necesita de empirismo, el conocimiento del instante eterno".Durante el largo coloquio aparecieron sobre todo las voces de otros poetas como Francesc Parcerisas, Luis Antonio Villena y, la más escuchada, de Joan Ferraté.

Como contraposición al enorme interés de los jóvenes por teorizar sobre poesía, Ferrater señaló que "al lector poco le importan las ensoñaciones y experiencias de los poetas, quienes no deben olvidar que ellos son, en realidad, hacedores, pero no hablantes".

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