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Graves inundaciones en el norte de España

Nueve muertos y un número indeterminado de desaparecidos, balance provisional de la catástrofe en Vizcaya

El balance provisional -a las 22.00 horas de ayer- de las inundaciones registradas en los últimos días en Vizcaya es de nueve personas fallecidas, según datos suministrados por la Guardia Civil, 6 19, según las agencias Informativas, que citan fuentes oficiosas; cuantiosos daños materiales, y un rastro de desolación generalizada. La ría del Nervión, desbordada a última hora de la tarde del viernes, y que invadió todo el casco viejo de la capital vizcaína y amplias zonas urbanas de ambas márgenes, arrastraba ayer toda clase de materiales: miles de bidones, bombonas de butano, animales muertos, electrodomésticos de todos los tamaños, cisternas industriales de gas... El espectáculo subrayaba con su sordidez el dramatismo de la situación.

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La magnitud de la catástrofe, agravada por diversas circunstancias ocasionales, -fiestas locales de Bilbao, regreso de vacaciones, miles, de turistas franceses y alemanes, emigrantes portugueses de regreso a Europa bloquedos en las carreteras- restó eficacia a las medidas de socorro puestas en marcha a última hora de la tarde del viernes. La imposibilidad de mantener contacto telefónico con localidades como Ondárroa, Bermeo, Guernica, Llodio, que se sabía figuraban entre las más afectadas, contribuyó a aumentar la inquietud. El desconcierto, agravado por el cansancio de una noche en blanco, era visible en la mañana de ayer entre las personas, miles de personas de toda condición, que actuaban en primera línea en tareas de socorro.A partir de las cinco de la tarde del viernes, y por espacio de siete u ocho horas, nuevas trombas torrenciales de agua, acompañadas de impresionante aparato eléctrico, obligaron a cambiar, o al menos retrasar, parte de los planes de ayuda decidido en. las horas anteriores.

Las escuelas, que no habían quedado inundadas, se convirtieron en improvisados refugios nocturnos para miles de familias que habían tenido que abandonar sus. hogares, y para los automovilistas que, en tránsito hacia Francia, habían quedado bloqueados en las inmediaciones. Las emisoras locales de radio multiplicaron durante toda la jornada de ayer los llamamientos solicitando víveres y medicinas.

Ante los escasísimos establecimientos de alimentación que lograron abrir sus puertas, se forma ron de inmediato, a primera hora de la mañana, largas colas de personas, que intentaban aprovisionarse. Hacia las 13.00 horas de ayer, el nivel de las aguas estancadas en el casco vicio bilbaíno, donde llegaron a alcanzar más de dos metros de altura, comenzó a descender, dejando un impresionante rastro en el que se mezclaban el lodo y los cascotes de los establecimientos afectados con los más inverosímiles objetos procedentes de las tiendas de las siete calles.

En busca de familiares

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Al dejar de llover, poco después de mediodía, miles y miles de personas se lanzaron a la calle: unos para dirigirse a comprobar los efectos de la riada en sus negocios; otros, hacia los domicilios de familiares y amigos, para comprobar si se encontraban bien; los más, sin rumbo fijo. Calles como la Hurta4o de Amézaga, que poco antes parecían un torrente, se han visto en cuestión de minutos cubiertas por una multitud de personas de todas las edades y con todo tipo de indumentarias, muchas de ellas con el transistor pegado al oído.

En la misma calle, medio millar de personas habían sido desalojadas de la Estación del Norte, tras haber permanecido durante toda la noche en condiciones dramáticas, a bordo de tres expresos que no llegaron a salir hacia sus respectivos destinos. Un hombre totalmente desnudo atravesaba, con gesto cansado, hacia las cuatro de la tarde, con agua hasta las rodillas, la explanada de andenes de dicha estación para recoger una bolsa de plástico medio enterrada en el cieno, y regresar con ella, lentamente.

Al retirarse las aguas, se han hecho visibles los efectos de la catástrofe. Una casa entera, que pudo ser desalojada a tiempo, se había desplomado en el casco viejo; otra ardía, a causa de algún cortocircuito, en el barrio de Elorrieta. El buque Consulado de Bilbao, que desde hace años permanecía atracado frente al ayuntamiento, cumpliendo funciones de sede social de la Asociación de Capitanes de la Marina Mercante, había roto amarras de madrugada y, tras deambular durante horas por las aguas que anegaban las vías del ferrocarril de Santurce, paralelas a la ría, se hundió cerca del puente de La Salve. Otro barco, capturado hace varias semanas con un cargamento de tabaco de contrabando, y que también permanecía amarrado en el puerto antiguo de Bilbao, vagó durante horas a la deriva antes de poder ser controlado. Lo mismo ocurrió con varias gabarras. De otra embarcación se desprendieron dos cisternas de gas, cuyo olor contribuyó a alarmar al vencindario de las zonas próximas a la ría.

Los servicios de socorro lograron a media mañana rescatar a varias personas qué habían pasado la noche en un tejado del barrio de Zamacoa. Operaciones similares se desarrollaban en Galdácano, en cuyo campo de fútbol pasaron la noche varias familias, y en el vertedero de Artigas, donde una treintena de personas aguardaron durante horas la ayuda solicitada. En la estación de Achuri una de las tres personas a las que un equipo de rescate trataba de socorrer fue arrastrada por la corriente, sin posibilidad de auxilio, ante la mirada impotente de quienes acudieron en su ayuda. Fue la primera víctima conocida. Durante toda la jornada, la población permaneció en angustiosa espera de sus necesidades más apremiantes: medicinas, alimentos, agua potable y mantas, que iban Regando poco a poco, debido que hasta mediodía los helicópteros de ayuda no pudieron aterrizar en ningún punto de Vizcaya, a causa del temporal.

Identificados ocho cadáveres

La confusión en cuanto al número de víctimas fue total a lo largo de la jornada de ayer. A las 20,40 horas, el ministro del Interior, José Barrionuevo, dijo a través de Radio Nacional que te constaba un "número indeterminado" de desaparecidos, pero que-, para no aumentar la alarma, sólo quería facilitar el balance de cadáveres ya encontrados: nueve en Vizcaya y tres en Cantabria. La agencia Efe, citando fuentes oficiosas, dió cuenta de 19 cuerpos sin vida hallados en Vizcaya; tres en Cantabria; y uno en Burgos. A última hora de la noche, el Ministerio del Interior reconocía oficialmente una cifra total de doce personas fallecidas. Los cadáveres identificados anoche eran ocho: Juan José Larrinaga; Zeica Unceta Fible; Elcina Ebieta Altibar; José María Gorricho Echevarría; Luis Arceagua Guezurra; Valeriano Gómez Fernández; José Luis Fernández Carriles, y Miguel Salgado Pena, éste último guardia civil.

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