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Un régimen casi sin bazas

Cuando falta menos de un mes para que se cumplan los diez años del derrocamiento, por la fuerza de las armas, del Gobierno constitucional de Unidad Popular, presidido por el socialista Salvador Allende, el régimen instaurado por las Fuerzas Armadas y personificado en el general Augusto Pinochet, está dando señales inequívocas de agotamiento. Los muertos con que se ha sellado la cuarta jornada de protesta contra el sistema dictatorial son una prueba, sangrienta y lamentable, de ello, porque la represión indiscriminada y ciega no hace, sino confirmar la debilidad e impotencia de un Gobierno. El reajuste que Pinochet acaba de hacer de su Gabinete, colocando al frente del mismo al ultraderechista Sergio Onofre Jarpa es otra prueba de que al dictador no le quedan ya muchas bazas de recambio.Y la convocatoria de una nueva jornada de protesta contra el régimen, la quinta, es demostrativa de que el pueblo chileno, decididamente, le ha perdido el miedo a la dictadura, miedo que el recrudecimiento represivo pretende se vuelva a apoderar de los chilenos.

Que esa jornada de protesta se haya convocado para el próximo 11 de septiembre, décimo aniversario del golpe militar cruento, es todo un símbolo.

14 de agosto

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