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Pocas novedades en Barcelona

El alcalde de Barcelona, Pasqual, Maragall, acompañado de la concejala de Cultura, Maria Aurèlia Capmany, inauguró ayer a mediodía la séptima feria del libro de Barcelona. Pronunció el pregón inaugural el escritor Jaume Fuster, quien denunció la "situación de injusticia" en que se encuentra el poeta Joan Oliver, Pere Quart. El número de novedades reales de la feria es minúsculo y mayoritariamente producto de editoriales no catalanas.El escritor Joan Oliver, que tiene más de 80 años, y que trabajó desde su vuelta del exilio en la editorial Aymà, no fue incluido en la Seguridad Social y ha venido viviendo de la "buena voluntad" del editor Joan Cendrós. Recientemente se vio privado de la pensión vitalicia (57.000 pesetas mensuales netas), que éste le suministraba, a raíz de la publicación de una antología de su poesía, en otra editorial. Mientras el caso se dilucida ante los tribunales, la Asociación de Escritores en Lengua Catalana decidió cubrir esta pensión.

Fuster dijo al referirse al caso que editores, libreros y escritores "a menudo olvidamos la empresa común, nos ignoramos, nos peleamos o, lo que es peor, nos despreciamos", añadiendo que, en ocasiones, "la tensión estalla y se produce la injustica. Pienso, por ejemplo, en el caso de nuestro ilustre premio de honor, de nuestro colega, de aquel presidente del Sindicato de Escritores Catalanes durante la guerra: el poeta Pere Quart. La injusticia cometida con él, que ha movido a la solidaridad de sus discípulos y, compañeros de gremio, se me hace presente dolorosamente y me mueve a reclamar la justicia que se debe a quien se ha entregado totalmente a la letra impresa, al oficio de escribir, de ser conciencia de un pueblo que demasiado a menudo la pierde".

Previamente, Fuster puso de relieve el peligro, para el libro, de vivir confiando en las subvenciones y ayudas institucionales, y pidió al alcalde que Barcelona se convierta en "ciudad del libro".

A continuación intervino Maria Aurèlia Capmany, que había llegado tarde, manifestando su alegría por la unión de dos términos -feria y libro- aparentemente antitéticos, y resaltando la conveniencia de no olvidar la interrelación entre la alta cultura a la que la palabra libro parece hacer referencia y la cultura popular, que la palabra feria connota. Pasqual Maragall afirmó que la feria era una recuperación de la calle como lugar de encuentro.

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