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Concluye la restauración de la cúpula barroca de San Marcos, en Salamanca

Los trabajos de consolidación y restauración de la cúpula barroca más representativa de España, la de la Real Clerecía de San Marcos, de Salamanca, están a punto de concluir. El cierre de las amplísimas grietas, el encaje de la linterna y de otras piezas y la impermeabilización a base de resinas epoxídicas de la piedra franca con que está construida, permitirá la reapertura de este gran templo, que, no obstante, necesita aún intervenciones en la fachada y en el tejado. La Dirección General de Bellas Artes adjudicó la obra en treinta millones de pesetas y su dirección se encargó al arquitecto Antonio Fernández Alba.Las características de la restauración y del origen de los daños coinciden con las de otros edificios y construcciones de Salamanca, porque la piedra franca de Villamayor favorece las filtraciones de agua y ésta provoca tensiones internas, que llegan a influir a su cohesión.

Sin embargo, la Clerecía de Salamanca fue problemática casi desde el momento de su realización. Proyectada por deseo de Margarita de Austria, esposa de Felipe III, en 1617 se colocó la primera piedra. El proyecto inicial, herreriano, se tornó en barroco a partir de 1664. En la dirección de la obra intervinieron Gómez de Mora, Matos, García Quiñones y Churriguera, entre otros arquitectos.

Ya alrededor de 1660 comenzaron a aparecer las primeras grietas y goteras en la cúpula, como consecuencia, probablemente, del peso de la linterna. A partir de entonces se sucedieron las reparaciones, mediante tirantes y recubrimientos de planchas de plomo, para impedir la acción del agua. En otros momentos se sustituyeron estas planchas por otro tipo de recubrimientos, dado que el peso del plomo agravaba los problemas de la pieza. El terremoto de Lisboa de 1755 y la explosión del polvorín de San Blas, en 1812, aumentaron los temores sobre la estabilidad de la cúpula.

En 1817 se cerró la iglesia, y en 1845 la cúpula fue sometida a otra reparación, que, sin embargo, tampoco fue la última. En la obra actual se ha procedido a retirar catorce toneladas de plomo en planchas y algunos tirantes, para sustituirlos por otros internos. Además, se han impermeabilizado tanto la cúpula y linterna como las balaustradas y elementos ornamentales interiores y exteriores. También se ha retirado la pintura que la recubría internamente, bajo la cual han aparecido frescos de épocas anteriores y se ha procedido a la canalización externa del agua.

Sin embargo, para finalizar la obra, la Dirección General de Bellas Artes tendrá que encargar otro proyecto de reparación de la fachada, ahora sometida a problemas, si no estructurales como el de la cúpula, sí de consolidación y restauración.

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