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El sistema financiero internacional es "más sólido y resistente de lo que se dice", según Joaquim Muns

Xavier Vidal-Folch

La situación de España es "relativamente muy buena" para acudir al crédito internacional, afirmó ayer el catedrático Joaquim Muns Albuixench, ex director ejecutivo del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI), en uno de los dinars de Llotja organizado por el grupo de periodistas económicos Nova Frontera. Joaquim Muns opinó también que, pese a todas las crisis, el sistema financiero internacional está demostrando hoy una gran solidez.Muns manifestó que la imagen de España en los foros financieros mundiales ha sido correcta durante el período 1978-1982, etapa en la que él desarrolló responsabilidades en el Banco Mundial y en el FMI, si bien reconoció que en el segundo semestre del año pasado se registró un debilitamiento del rating español. Este debilitamiento, precisó, "ha sido sólo relativo, por tres razones: primera, porque España tiene todavía un grado de endeudamiento exterior relativamente pequeño. Segunda: porque durante estos últimos años se ha seguido una política monetaria disciplinada, elemento al que se da mucha importancia en el FMI. Y tercera, porque de los países prestatarios de los años setenta, el que está en mejor situación es España".

Otra cosa es la forma en que debe aprovecharse esta buena imagen, y con qué objetivo. El profesor Muns manifestó, en este sentido, su acuerdo en la apelación al endeudamiento exterior, como fórmula para financiar el déficit interno, siempre que "sirva para invertir, mejorar la estructura e incrementar la productividad, pero no para mantener los niveles de subsidio, de consumo o de pérdidas del sector público, porque en este caso se trataría de una aplicación de recursos improductiva".

En cuanto al futuro del sistema financiero internacional, el ex director ejecutivo del FMI respondió a las frecuentes críticas que se le hacen, reconociendo que los organismos internacionales no pueden asesorar más que en un sentido limitado de austeridad. "Seguramente es cierto que se ha exagerado un poco esta política", dado que en la actual coyuntura mundial deflacionaria, algún país debiera apostar por una política expansiortista. "Parece lógico", añadió Joaquim Muns, "que quien debiera jugar este papel son los países que, como Japón o EE UU, están en mejores condiciones, por su balanza de pagos, pero en ellos priva el, interés nacional sobre los internacionales, lo que pone en entredicho toda la política de cooperación internacional".

Pese a las incógnitas que se derivan de ese hecho y pese a las previsiones fatalistas de un inmediato crack del sistema financiero internacional, Muns manifestó un relativo optimismo en cuanto a su futuro. "No es cierto que el sistema haya fracasado", sentenció, "antes, al contrario, se ha revelado mucho más sólido y resistente de lo que suele decirse: con una crisis inconrnensurablemente más profunda que la de los años treinta, se ha evitado una guerra, se ha absorbido el reto del petróleo, se ha controlado la inflación en la mayor parte de países y se ha consolidado una conciencia general de interdependencia económica".

"El momento peor ha pasado", añadió el profesor, cuya previsión es que 1983 siga siendo un año difícil y que en 1984 se sienten las bases de una política de expansión general, de forma que "en la segundamitad de los ochenta conoceremos seguramente una etapa de crecimiento económico más sostenido", cifrable en torno al 4% o al 5%, del Producto Interior Bruto de los distintos países.

Para España, Muns sostiene que un planteamiento basado en que se ha llegado a los límites de productividad y que por tanto sólo cabe esperar un relanzamiento inducido por la coyuntura mundial sería demasiado poco ambicioso.

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