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Una filtración de agua provocó un enorme socavón, de ocho metros de profundidad, en la calle del General Orgaz

Un socavón de enormes proporciones se produjo en la madrugada del lunes a la altura del número 17 de la calle del General Orgaz, en las cercanías del Palacio de Congresos y Exposiciones. El suceso produjo una tremenda alarma entre los vecinos del inmueble afectado más directamente, que se apresuraron a abandonarlo, sobre todo al tener conocimiento de que, a causa de la rotura de una conducción de gas, se prohibía a los curiosos fumar o encender velas para alumbrarse; también los servicios de luz y agua quedaron cortados.

En el fondo del socavón podía advertirse la copa de un árbol, hundido en toda su longitud. Dos vehículos, que se encontraban aparcados en la superficie, resultaron enterrados tan profundamente bajo una avalancha de tierra, agua y cascotes, que quedaron fuera de la vista. Los vecinos de la calle temen que el hundimiento del terreno pueda continuar a todo lo largo de la acera izquierda.El socavón es, con toda seguridad, uno de los mayores que se han producido en Madrid; se hundieron doce metros cuadrados de superficie, y el hueco alcanzó los ocho metros de profundidad. Las primeras impresiones recogidas apuntan a una fuga en la conducción de agua como causa del siniestro. Fuentes del Canal de Isabel II manifestaron ayer a este periódico que sus técnicos trabajan intensamente en reparar el servicio, restablecido ayer de manera provisional, y confirmaron que, en todo caso, la fuga de agua debía llevar bastante tiempo actuando en el subsuelo, arrastrando tierra y originando un hueco que acabó por ceder. Los vecinos de los bloques inmediatos al afectado mostraron el hundimiento de la acera, visible a todo lo largo de la calle -que hasta ayer no había suscitado demasiada preocupación, pero que ahora se interpreta también como una consecuencia de la fuga de agua-, y la posibilidad de que el socavón pueda extenderse a lo largo de la parte izquierda de la calle.

El director del Canal de Isabel II, Rodolfo Urbistondo, hizo unas declaraciones, en la tarde de ayer, dirigidas a tranquilizar a los interesados. Según Urbistondo, la fuga de agua proviene de un registro situado en la contigua calle de la Reina Mercedes; se comprobó que el registro estaba inundado y, al achicarse el líquido, se llenaba de nuevo. Dado que General Orgaz está en desnivel respecto a Reina Mercedes, el agua se fue infiltrando y arrastrando la tierra, hasta que la bóveda fue incapaz de soportar el peso. En cualquier caso, afirmó el director del Canal, no hay peligro para los residentes de la calle.

Los vecinos recalcan ahora la lentitud de reflejos de los organismos competentes, ya que en la mañana del domingo se produjo un socavón de pequeñas dimen siones en la calle del Presidente Carmona, apenas a unos cien metros del de ayer. Los bomberos apreciaron que el subsuelo estaba inundado de agua, pero, es de suponer, no llegaron a advertir el peligro potencial que suponía para toda la zona.

Aproximadamente a las 4.50 horas del lunes, un fuerte ruido despertó a Pilar García, una delas personas que habitan el edificio de General Orgaz, 17. Llamó al resto de su familia y, desde la ventana, divisaron, sorprendidos, cómo dos vehículos, que se encontraban aparcados, eran literalmente tragados por el hueco, hasta el punto de quedar cubiertos por nuevos desprendimientos de tierra y escombros de la acera y la calzada hasta desaparecer de la vista. Ayer, los bomberos aún no habían podido sacarlos; sería necesario utilizar una grúa de gran potencia, y el estado de la calzada no aconseja correr riesgos que pudieran ensanchar la zona hundida.

Inmediatamente después del derrumbamiento, un fuerte olor a gas se extendió por los alrededores. Una dotación de la Policía Nacional, seguida inmediatamente por los bomberos, acordonó la zona y, ante el temor de una explosión, se advirtió a los asustados vecinos de que no encendieran velas ni fumaran. Uno de los bomberos, José Carmona, se acercó demasiado al borde y, al desprenderse éste, cayó desde una altura considerable, casi de ocho metros, por lo que fue asistido en La Paz.

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