Marlene sin amor
Las mejores películas interpretadas por Marlene Dietrich (con excepción, quizás, de Sed de mal, de Orson Weiles) fueron dirigidas por su enamorado Joseph von Sterriberg. El fue quien la descubrió para El ángel azul (1930) y quien compuso el inquietante personaje de mujer fatal que Marlene paseó por gran parte de sus películas.Cuando la pareja se separó tras el escándalo de The devil is a woman (1935), que el gobierno español prohibió por considerarlo contrario a la buena imagen que nuestro país debía mostrar, lo que vino a ayudar a la famosa Liga de la Decencia que en Estados Unidos hacía tantos estragos como cualquier estricto comité censor, Marlene Dietrich comenzó un largo exilio sin amor que, esporádicamente, la citó en películas de interés, pero la mantuvo generalmente alejada del cine más importante del momento.
Algunas comedias en Hollywood y hasta insólitos westerns mantuvieron candente el mito de Marlene, pero en ninguna de esas películas logró ser tratada con el mimo que el genial Sternberg desbordó para ella. De esa época data La condesa Alexandra, que hoy emite televisión. A juzgar por lo que escribe el historiador francés Jean Tulard, la película constituyó "un auténtico fracaso": hay que creerle ya que muestra un serio conocimiento del cine que no sea español, materia en la que platina con una desinformación alarmante.
No es fácil, sin embargo, aceptar con facilidad una opinión tan tajante ya que el director de La condesa Alexandra es Jacques Feyder, el realizador belga a quien se debe un título tan importante en la historia del cine como La kermesse heroica, cuya anunciada reposición en los locales comerciales españoles se aplaza injustamente en varias capitales. A esa película puede añadirse la casi totalidad de su filmografía o, al menos, El signo de la muerte (Le grandj eu), Pensión Mimosas o El beso, último filme mudo de Greta Garbo.
Feyder es considerado, como Jean Renoir, el padre del naturalismo francés. ("Fue una maestro que supo trasportar el cine francés hacia la sana tradición del realismo"). De un exquisito gusto intelectual, mostró siempre una especial tendencia a la ironía. Actitud que lució ampliamente en sus películas pero no supo trasladar a su vida privada. Atormentado por el implacable avance de los nazis que, además, atentaban frecuentemente contra su obra, mutilada y relegada al olvido, Feyder se refugió violentamente en el alcohol; ello le condujo a la muerte en 1948, a la edad de sesenta y tres.
Otros historiadores sitúan también La condesa Alexandra (Knigth without armour) entre las películas de menos interés de Feyder. Incluso los admiradores de Marlene Dietrich hablan con poco entusiasmo de esta historia rodada en Munich sobre la triste situación de una aristócrata durante la revolución soviética. Son más generosos los mitómanos de estrellas al contemplar en la misma película a la legendaria actriz junto a Robert Donat poseedor del oscar por su trabajo en Adiós Mr. Chips.
La condesa Alexandra se emite hoy a las 15,35 por la primera cadena.
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