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El Encuentro de Valencia estudia la 'carta de los escritores mediterráneos'

Debate sobre las relaciones entre autores y lectores

El escritor palestino Mahmud Sobh propuso una carta de los escritores mediterráneos durante su intervención en un debate sobre política cultural y libertad de expresión, dentro del primer Encuentro de Escritores del Mediterráneo, que se clausuró ayer. Por su parte, el escritor Joan Oleza, decano de la facultad de Filología de la Universidad de Valencia, señaló que "el lector actúa en la mente del escritor en el mismo momento en que éste escribe, imponiéndole unos caminos y negándole otros".

La carta de los escritores mediterráneos que propuso Mahmud Sobh recogía una profusa relación de declaraciones hechas por diversos organismos internacionales sobre la libertad de opinión y de expresión para exponer luego una serie de puntos sobre esa materia."Los seres libres, responsables e iguales", dijo Sobh, "como los dientes de un peine, según un dicho del profeta Muhammad, no admiten ser sometidos a una disciplina exterior ni a unos modelos de vida ajenos a ellos".

"El pretexto de que el pueblo no está preparado para la democracia", añadió, "desacredita al tirano o al dictador el derecho de gobernar, puesto que si el conjunto de los ciudadanos no está capacitado para dirigirse por sí mismo, lógicamente ninguno de los miembros de este conjunto está capacitado, y menos el déspota o el dictador, que suele ser un fracasado militar ignorante".

El poeta palestino llamó la atención sobre la utilización de la tecnología para fines bélicos, "para perfeccionar unas armas nucleares, cuya existencia podría amenazar el porvenir de la humanidad y entrañaría unos problemas de contaminación irreversibles, sobre todo en el mar nuestro, al que en árabe llamamos el Mar Blanco. Por todo ello, nuestro lema ha de ser: Nuestro Mediterráneo es neutral, puro y blanco".

El debate sobre libertad de expresión estuvo presidido por Félix Grande y contó con las intervenciones de Antonio Carvajal, Jaume Fuster, Joaquim Marco, Genaro Talens y Jaume Vidal i Alcover, junto al marroquí Mohamed Berrada, el italiano Franco Cuomo, el francés Robert Lafott y el turco Nedin Gürsel.

Joan Fuster presidió el debate dedicado a el escritor y su público, que contó con las intervenciones del francés Eugéne Guillevic, el yugoslavo Aleksandar Muratov y los italianos Umberto Piersanti y Giancarlo Vignorelli, junto a los españoles Joan Oleza, Alejandro Amusco, José Agustín Goytisolo, Manuel Ríos Ruiz, Eloy Sánchez Rosillo y A. Serra.

Joan Oleza habló dijo en su ponencia que "los lectores posibles imponen una norma implícita de escritura, y estos lectores posibles son representativos de intereses sociales concretos".

Sin embargo, "estos grupos lectores no configuran espacios cerrados, independientes entre ellos. Siempre hay un grupo dominante que ejerce la hegemonía lectora y proyecta sobre los demás sus gustos".

Una práctica gozosa

"Entre la imagen del lector que el libro contiene y el lector real se abre", según Oleza, "toda una dialéctica de encuentros y desencuentros que puede convertir el proyecto más seguro en un fracaso y el más arriesgado en un triunfo".Goytisolo, por su parte, señaló que "el escritor debe saber que la literatura es una práctica gozosa y así debe comunicarlo al lector, en vez de tratar de encajarle los modelos objetivos que de ella extraen ciertos críticos. El creador no es tan sólo un ser que siente y se conmueve, sino un artífice que sabe hacer sentir y conmoverse a los demás, a su público con ese juguete, con ese juego por excelencia que es la obra literaria. Cada escritor sigue y seguirá intentado, como pueda, conseguir que un público ideal en el que sueña le elija a él, precisamente a él, como su autor".

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