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La Fundación Miró consolida su política de museo, investigación y experimentación

Un nuevo equipo se hace cargo del Espai 10 de la entidad barcelonesa

Victoria Combalia

La Fundación Miró de Barcelona ha dado a conocer la nueva gestión del Espai 10 (Espacio 10) de la entidad, cuya programación durante este curso correrá a cargo de Rosa Queralt, Gloria Picazo y Vicenç Altaió. Al crear la fundación que lleva su nombre, el pintor Joan Miró quiso hacer de ella un centro que había de cumplir tres propósitos: el propiamente museístico, mostrando una parte de su obra, así como el trabajo de los grandes nombres del arte contemporáneo; el investigador, mediante una biblioteca para dar cabida a 18.000 volúmenes y mediante ayudas y becas a estudios, y el de experimentación.

En sus siete años de vida pública, la fundación, a pesar de ciertas limitaciones económicas que la han obligado mayoritariamente a una política de exposiciones cedidas por otros organismos, ha cumplido su primer propósito: recordemos la exposición dedicada al arte abstracto norteamericano en 1977; la dedicada a Bacon en 1978; la titulada Sugestiones olfativas, de gran éxito, en 1978; las de Klee y la de Angel Ferrant en 1981; la de Henri Moore en 1982 y esta pasada primavera la dedicada a la colección de fotografía de Sam Wagstaff.Con su biblioteca de 4.000 volúmenes, mucho queda aún por hacer en el terreno del estudio y de la investigación, una parcela de nuestra cultura siempre desatendida y acerca de la cual parece, próxima una revitalización por parte de los responsables de la Fundación Miró.

En cuanto a la participación de los artistas jóvenes, es interesante comprobar las distintas fases por las que este tema ha pasado fases que, a mi entender, han sufrido una evolución altamente positiva. Así, en un principio se convoco abiertamente a todos los interesados en actividades artísticas nuevas y se creó el llamado ambit de recerca (ámbito de búsqueda).

El grupo, compuesto por artista y críticos jóvenes, era tan amplio y disperso que dificultaba cualquier organización; la asignación de un presupuesto mínimo y la ambigüedad de las relaciones entre sus representantes y la fundación creó, por otro lado, una situación de descontento que culminó con un escrito a los miembros del patronato en 1976.

En 1977 se creó una comisión de actividades cuya responsabilidad, durante cinco años, ha sido la de examinar y escoger entre los proyectos presentados por los artistas jóvenes, tanto en el terreno de. las artes plásticas como en el de la música, cine, teatro, etcétera. Compuesta por personalidades reconocidas en estos campos, la comisión poseía la ventaja de ser ya una junta organizada, con reuniones periódicas, pero, a su vez, poseía una limitación importante.

Coexistencia

En ella coexistían los creadores de prestigio y los estudiosos, y es difícil encontrar entre los primeros a quienes, al margen de su labor personal, posean una amplia información de lo que se está haciendo en otros estilos y posean, a su vez, in criterio no adverso hacia éstos. De este modo, algunos miembros de la comisión siguieron considerando que usar un pincel era algo totalmente desfasado, aun cuando a partir de la segunda mitad de los años setenta el renacer de las técnicas pictóricas fue un hecho progresivamente irrevocable.En la creencia de que los trabajos que utilizaban materiales no convencionales eran todos experimentales (como si los medios alternativos bastaran para justificar experimentación, interés y calidad en unos años además en que la pluralidad de técnicas afloraba por doquier). El Espai 10 acabó por convertirse en lo que, en la jerga de los aficionados, se llamó "de cuatro piedras y un montón de serrín".

El nuevo equipo

De ahí que fuera la propia comisión de actividades la que decidiera que para el próximo curso un equipo de profesionales en el terreno del arte se encargara de programar el Espai 10. Del nuevo equipo, Gloria Picazo, además de ser crítica de arte, es la encauzadora de Metronom, un espacio alternativo promovido por R. Tous. Vicenç Altaió es poeta y escritor a la vez que propulsor de la Editorial Eczema, dedicada a libros y objetos de artistas jóvenes, y Rosa Queralt es crítica y profesora de arte.Los dos primeros se decantan más hacia trabajos no pictóricos, y por tanto la balanza podría parecer, a primera vista, desequilibrada. En su presentación del programa, sin embargo, manifiestan que han optado por una propuesta común basada en el tema del viaje, en torno al cual girarán las obras de los artistas seleccionados.

Esta nueva orientación, en la que se encarga a unos especialistas que configuren libremente sus criterios y enfoques de lo que ha de ser un espacio como éste, está más acorde con el momento presente de nuestra situación artística. Quiero decir con ello que si bien la fundación cumplió un papel de difusora de obras jóvenes en una etapa en la que, efectivamente, las posibilidades de ayuda eran escasas, también es cierto que ahora dicha tarea ha sido asumida por otras instituciones, entre las cuales cabe mencionar las cajas de ahorro, el Ayuntamiento y la Generalitat con su programa de becas.

Una paulatina normalización provoca siempre un progresivo enriquecimiento y especialización de las propuestas culturales: en eso suele residir la verdadera cualidad de la cultura.

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