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Lech Walesa podría deshacerse de sus consejeros del Comité de Autodefensa

Lech Walesa, líder máximo del sindicato polaco ilegalizado Solidaridad, se ha reunido con otros dirigentes del citado organismo y ha expresado su esperanza en rehacer el sindicato proscrito, según aseguró uno de los asistentes al encuentro. De acuerdo con la fuente mencionada, "el cambio más importante mostrado por Lech Walesa es que Solidaridad desea tomar distancia del grupo de intelectuales disidentes, que componían un grupo de consejeros tales como Jacek Kuron, del KOR (Comité de Autodefensa Obrera), con quien se reunió recientemente.

Según esta fuente, Walesa intenta formular una nueva estrategia, dentro de la cual se incluirían algunas concesiones a las autoridades militares polacas, y para ver también si tal estrategia permitiría conseguir un acuerdo entre los demás líderes sindicales, algunos de los cuales permanecen en la clandestinidad y otros se hallan presos en campos de internamiento.El Gobierno de Varsovia ha intentado atribuir la mayor parte de los disturbios registrados en Polonia a Jacek Kuron, Adam Michnick y otros disidentes intelectuales, de los cuales asegura que han secuestrado un movimiento basado en reivindicaciones obreras legítimas, que han dado la vuelta y han puesto en contra del Estado socialista.

Kuron, Michnick y otros cuatro dirigentes del KOR fueron acusados de dirigir las manifestaciones del pasado 30 de agosto con el propósito de derrocar por la fuerza, violentamente, el Estado polaco. Cuatro de ellos permanecen internados desde el decreto de la ley marcial, en diciembre del año pasado, y otros dos se encuentran en el extranjero. La unión de los trabajadores y los intelectuales disidentes representó una rara alianza interclasista, que confirió a Solidaridad un considerable poder, así como gran capacidad organizativa y mejores lazos con la Prensa extranjera.

Anteriormente, las autoridades polacas intentaron enfrentar entre sí a cada uno de los grupos que se movían en torno a Solidaridad. Los trabajadores protestaron contra las condiciones antes, a mediados de los años cincuenta y a principios de los setenta, pero recibieron poco apoyo de los intelectuales, mientras que escritores y estudiantes que protestaron en Polonia en 1968 fueron entonces atacados por los trabajadores.

No obstante, parece dudoso, en cualquier caso, que las autoridades militares polacas estén dispuestas a tolerarle a Lech Walesa una actividad política independiente.

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