Cristianos por el Socialismo critica la doctrina del Papa sobre la familia
"En una sociedad pluralista, las voces confesionales tienen derecho a ser escuchadas, pero el legislador sabe que son una voz más que no puede pretender la exclusiva sobre la orientación política y social de la comunidad", dice una declaración de Cristianos por el Socialismo en la que valora la resonancia política de las palabras y gestos de Juan Pablo II.Comienzan expresando su "acuerdo y satisfacción, porque de sus discursos se deriva una defensa del Estado democrático, basado en los derechos humanos", al tiempo que muestran su preocupación por la doctrina del Papa sobre la familia y la escuela, "que puede tener una lectura política reaccionaria que nos interesa descalificar".
Pasando al terreno concreto del aborto y del divorcio, Cristianos por el Socialismo recuerda que en países como Italia, Francia, Alemania y los Países Bajos, el Estado ha regulado las posibilidades del aborto y divorcio sin que a las respectivas iglesias se les haya ocurrido "declarar a los promotores de esas leyes -muchas veces políticos cristianos- como humanamente perversos". Otro tanto cabría decir sobre la escuela y la universidad católica.
Este movimiento cristiano estima oportuno recordar que, "desde una consideración eclesial y católica, existe el derecho de los creyentes a disentir de las opiniones más oficiales de la Iglesia, sobre todo en cuanto a sus posibles repercusiones políticas. El Papa", añaden, "no tiene el monopolio ni de las conciencias, ni de la Teología, ni menos de las opiniones políticas y legales de los católicos".
Para corroborar esta última advertencia, la declaración de Cristianos por el Socialismo acude a las posturas históricas de la Iglesia sobre la democracia. Y escriben: "La historia de la Iglesia muestra que en el transcurso del tiempo se han aceptado oficialmente concepciones que antes habían sido consideradas como disidentes y opuestas al magisterio oficial. Baste recordar", concretan, "la oposición de la Iglesia en sus comienzos a las ideas democráticas, favoreciendo la concepción absolutista del Estado, o su rechazo a los planteamientos que defendían la libertad religiosa en la sociedad. El tiempo ha dado la razón a las minorías precursoras".
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