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Tribuna
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Los escaños marginales

Cerrado el plazo legal para la publicación de nuevos datos de sondeos, el análisis político y la batalla electoral cobran toda su dimensión. El equipo del panel político Informe-2, después de haber seguido durante varios meses la evolución y cambios de las actitudes, ideologías e intención de voto, dedica su esfuerzo, en esta recta final, a esclarecer puntos del máximo interés como el de los escaños marginales.

El sondeo realizado por la empresa Sofemasa y publicado el 22 de octubre de 1982, de sumo interés por la cantidad de información que ofrece a nivel de cada distrito electoral, merece un análisis relativo al número de escaños marginales que en él aparecen y a la amplitud que puede significar el fenómeno el día del voto. Este análisis ha parecido de suma importancia al equipo de expertos del panel político Informe-2.

A la noción de escaño marginal, elemento crucial en países con sistema electoral mayoritario, no parece atribuirse esa importancia en el caso español, de sistema proporcional. ¿Es así en realidad, o se trata de un espejismo, o efecto de ocultación de dicha importancia, producida por el sistema proporcional?

Escaños sujetos a mínimos cambios

Llamamos escaño marginal al escaño de un partido sujeto a un mínimo cambio, que le puede hacer pasar de ese partido a otro. Por tanto, la marginalidad, esquemáticamente, podríamos definirla como el cambio mínimo introducido en un distrito electoral capaz de afectar a un número determinado de escaños, y por ahí, al equilibrio del sistema de partidos políticos.

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Si tomamos el ejemplo de sistemas mayoritarios, caso Reino Unido, los distritos más trabajados por los partidos son los más equilibrados o donde se da más marginalidad. Existen bastantes distritos donde cambios muy pequeños hacen inclinarse la balanza, en cada elección, del lado del partido conservador o del laborista. Los dos partidos saben muy bien que lo crucial no es el total de votos de los ingleses, sino unos cuantos cientos de miles de votos que deciden en realidad adónde irá a parar el poder. Algo parecido ocurre en Francia, con sistema mayoritario a dos vueltas.

En España, el fenómeno, este año, no parece revestir la misma dimensión en términos de decidir el poder, dada la solidez del PSOE; aunque tiene gran importancia política respecto de los partidos medios y pequeños y el equilibrio del sistema.

La marginalidad se percibe a simple vista en los sistemas mayoritarios y aparece como oculta tras una laboriosa serie de cálculos en los sistemas proporcionales, como el español. Es precisamente debido a esta dificultad de visualización del efecto por lo que en España se habla tanto de escaños. En efecto, mientras en un sistema mayoritario el candidato que recibe un voto más que su oponente se atribuye el escaño, en el sistema proporcional la atribución no depende sólo de lo que uno recibe, sino de relaciones de proporción con lo que los demás reciben.

Observemos el caso de un distrito electoral de 32 escaños donde se da este efecto con toda claridad, a la luz de los últimos sondeos publicados (véase cuadro). Nadie, a simple vista, puede descubrir que esta circunscripción cuenta con escaños marginales, y cuáles y cuántos son, sin una serie de cálculos basados en ciertos criterios de análisis político. Como veremos más adelante, hay cinco escaños totalmente marginales (los dos últimos del PSOE, los dos últimos de AP y el último del PCE), cinco escaños que pueden cambiar de mano con una insignificante variación entre intención manifiesta de quince días antes y el voto real. En ello se juegan importantes problemas políticos.

En efecto, un movimiento de un 0,5% de votos en la circunscripción madrileña correspondería a 12.500 votos. Pondría en peligro no sólo el escaño más amenazado, que es el último de AP, sino incluso los dos últimos del PSOE, dos de AP y el último del PCE. No queremos decir que cada uno de esos partidos va a perder los escaños citados, sino que UCD puede ganar uno, y que los escaños en cuestión son críticos si se producen otros movimientos. Si en lugar de 12.500 votos se tratara de 125.000 votos (movilidad del 5% entre cinco partidos), más 170.000 votos de los NS/NC (no saben, no contestan), los efectos podrían causar cambios más importantes. Se trata, pues, de una circunscripción donde existen escaños marginales, que son los dos últimos de AP, los dos últimos del PSOE y el último del PCE.

Alta marginalidad en buen número de provincias

Basados, pues, en la encuesta Sofemasa (EL PAIS, 22-X-82) podemos descubrir que se da una marginalidad alta en un buen número de provincias, y ponderando dos indicadores tales como tendencias de indecisos y rangos de cambio entre intención y voto, en casi todas ellas se da marginalidad. La misma encuesta lo ha reconocido al establecer unas horquillas de probabilidad.

No obstante, Informe-2 piensa de estas horquillas que alguna es excesivamente amplia, como en el caso de AP (87-107=20 escaños); extraordinariamente estrecha otra, en el caso CDS (4-5= 1 escaño); muy justa en el caso UCD (7-12=5 escaños), y en el Caso PCE (8-11 =3 escaños), probablemente muy limitada, pudiéndose admitir la relativa al PSOE (193-217=24 escaños), debido a la amplitud del fenómeno, aunque también algo exagerada.

Por otra parte, si se analizan los resultados en por lo menos diez provincias, se observa que existen unas diferencias de tan pequeños porcentajes entre los últimos escaños PSOE y AP y los concurrentes UCD y CDS, que se trata de claros casos de escaños marginales. Estas provincias son Lugo, Orense, Valencia, Murcia, Madrid, Barcelona, Córdoba, Badajoz, Cáceres y Cuenca.

En efecto, en bastantes casos basta con que se muevan de 3.000 a 5.000 votos para que se den cambios constantes. Si tomamos el ejemplo de Lugo, un 2,6% (unos 4.000 a 5.000 votos sobre voto-79) daría un diputado UCD.

Del mismo modo, cambios nada significativos hacen que los últimos diputados de los dos mayores partidos se encuentren amenazados, siendo, por tanto, claros casos de escaños marginales. Pero la marginalidad que pone al descubierto la encuesta Sofemana sería mucho mayor (y de dimensiones desconocidas) si hubiera errores técnicos en la muestra.

¿Todo esto quiere decir que un sondeo como el de EL PAIS del 22-X-82 tiene un valor limitado? Al contrario, hace aparecer a la luz del día la importancia del hecho de la marginalidad en España como en cualquier otro contexto electoral.

En resumen, el sondeo analizado encierra tres virtudes importantes, por encima del pronóstico particular:

1. Contribuye a la puesta al descubierto de la marginalidad en España.

2. Aporta datos a la clase política y facilita la educación del elector.

3. Sirve de precioso material de trabajo a investigadores en comportamiento político.

Por lo demás, del comportamiento del electorado en estos escaños marginales depende en gran parte la desaparición o consolidación definitiva de los partidos de centro.

Jean Blondel es presidente de la Universidad de Essex (Reino Unido). Eustaquio Eseverri preside el Centro de Investigación y Técnicas-Políticas (Madrid). Ambos forman parte del equipo de expertos que ha realizado el panel político Informe-2, cuyas aspectos esenciales han sido publicados por EL PAIS.

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