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El historiador y diplomático George F. Kennan recibió el premio de la Paz de los libreros alemanes

Con un emotivo llamamiento a favor de la paz y la renuncia a las armas atómicas, el diplomático e historiador norteamericano George F. Kennan, de 78 años, recibió ayer, en Francfort (República Federal de Alemania), el Premio de la Paz de los libreros alemanes. El anciano diplomático se suma a la prestigiosa lista de galardonados con el Premio de la Paz, que en ediciones anteriores distinguieron al escritor ruso Lew Kopolew y al poeta nicaragüense Ernesto Cardenal.

"Más allá del oportunismo del momento y, a menudo, en contra de los intereses de los poderosos, él siempre intentó convencer a los que actúan en el escenario de la rivalidad entre el Este y el Oeste de que la paz tiene que asegurarse por medio de una acción política y no con preparativos militares. Su lucha se orienta contra la carrera de armamentos, y sus esperanzas, hacia un mundo sin armas atómicas", dice el texto que concede el premio a Kennan.Con voz temblorosa por la emoción, Kennan inició su discurso en la Paulskirche, de Francfort, para decir- "Yo estoy aquí como un símbolo de las innumerables personas que comprenden el enorme peligro que representaría para nuestra civilización una guerra nuclear".

Kennan fue embajador norteamericano en Moscú hasta que, por decisión de Stalin, fue declarado persona non grata. Durante la presidencia de Kennedy aceptó el puesto de embajador en Belgrado. Recientemente, Kennan, junto con Robert McNamara, McGeorge Bundy y Gerard Smith, han iniciado una campaña para que Estados Unidos y los restantes países de la OTAN renuncien al primer ataque con bombas atómicas como elemento de la estrategia defensiva occidental. Su oposición a la política militar norteamericana les ha valido el calificativo peyorativo de la banda de los cuatro.

Kennan denunció en Francfort la estrategia del primer golpe con bombas atómicas y negó que el equilibrio entre el Este y el Oeste pueda basarse sobre las armas nucleares. El diplomático criticó la tesis del equilibrio, porque representa un peligro inaceptable para toda la humanidad, resulta imposible de determinar y queda continuamente superado, pues "el rápido desarrollo de nuevas tecnologías no permite fijar para mañana lo que hoy se considera equilibrado".

El filo de la navaja

Kennan habló del equilibrio actual como de un "balanceo, hasta un tiempo imprevisible, sobre el filo de la navaja. De un lado no hay más que una tregua basada sobre una presunta disuasión atómica, cada vez más problemática por el permanente incremento de las armas nucleares, y del otro lado sólo está e abismo de la catástrofe nuclear"Para Kennan, "el movimiento antinuclear, con toda su ingenuidad y salidas de lugar, con su primitivismo en ocasiones, es la reacción natural a la situación actual".

Kennan, uno de los grandes expertos en política soviética, dijo en su discurso solemne que "no conozco ninguna oposición en el curso de los últimos años que haya causado más confusión y daño que la primitiva, simplificadora y errada idea fija" de que el régimen soviético es por naturaleza agresivo y que no busca solamente la consolidación y desarrollo económico, sino prioritariamente la expansión -de su territorio".

Aseguró que un éxito en una guerra en Europa supone más problemas para quien gane militarmente, y "los dirigentes soviéticos parecen haber comprendido esto". El diplomático concluyó que la renuncia a las armas atómicas está en contradicción con las opiniones, los hábitos y los prejuicios de los Gobiernos, "pero es el precio mínimo que hay que pagar por una paz que se necesita urgentemente. A la vista de las posiciones de los Gobiernos y sus seguidores políticos, el precio es, sin duda, muy alto".

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