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El asesinato de Gemayel

( ... ) Bechir Gemayel quería ser el presidente de todos los libaneses. Había propuesto, en efecto, un diálogo con los musulmanes, representados parcialmente por Saeb Salam, que había aceptado más por realismo que por una convicción profunda. La izquierda, en la mayoría de sus integrantes, se encontraba en la misma disposición di- espíritu, pero no se hacía muchas ilusiones. El presidente elegido proyectaba desarmar lo que él llamaba milicias privadas e integrar la suya en el Ejército regular, agravando de esta forma la desconfianza hacia su persona. ( ... )El dilema era grave: si Gemayel concluía una paz separada con Israel habría perdido el apoyo del islam libanés y de una parte de la comunidad cristiana. ( ... ) No tenía prisa por firmar la paz, juzgada como prematura también por el secretrario de Estado norteamericano, Shultz, que afirmaba recientemente que un tratado no puede firmarse bajo las bayonetas. ( ... )

El asesinato del jefe falangista ha matado, al mismo tiempo, la esperanza de una normalización que animaba una gran parte del pueblo libanés y abre, quizá, un nuevo capítulo sangriento en la historia trágica de ese país. Una guerra civil podría evitarse si se prolonga el mandato de Elías Sarkis por un período limitado o se llega, lo que es más problemático, a la elección de un presidente del consenso, que deseaban los musulmanes, personalidades de la derecha cristiana y la izquierda. ( ... )

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