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3.000 modelos y 500 periodistas en la gran semana de la alta costura francesa, que comenzó en París

La semana de exhibición de las colecciones de moda de invierno comenzó el domingo por la noche, en París. Durante cuatro días se presentarán más de 3.000 modelos ante unos quinientos periodistas especializados y numerosos compradores extranjeros, al ritmo de seis colecciones por día. Francia continúa siendo líder mundial de la alta costura.

Veintitrés creadores se disputan este año la D de Oro de la alta costura, distinción cuya entrega señalará, el jueves día 28, el fin de la presentación de novedades.

Nina Ricci abre los desfiles. La presidenta de la cámara sindical de la costura, Gres, será la encargada, como en anteriores ocasiones, de clausurar el acontecimiento. Este año habrá un gran ausente, Pierre Balmain, muerto hace unos días. Pese a ello, una colección que había diseñado desde la cama del hospital, según se dice, será presentada bajo la firma de Erik Mortensen, el modista danés que trabajaba junto a él desde hace veinte años y que garantiza ahora la continuidad de la etiqueta.

Según parece, no hay crisis en la alta costura, elevada a la categoría de arte mayor por el ministro de Cultura Jack Lang, que ha decidido atraer este sector a sus competencias. Los elevados precios no parece que alejen a una clientela creciente, y que no sólo paga en petrodólares. Norteamericanos, alemanes y franceses vuelven a recorrer el camino que conduce a las firmas célebres.

No es negocio

Los grandes nombres de la moda afirman que gozan de una clientela fiel, de unos trescientos elegantes internacionales, que encargan cinco o seis modelos por temporada. A 20.000 o 30.000 francos (entre 320.000 y 480.000 pesetas) por pieza, el negocio parece rentable. En realidad, no lo es en absoluto. La preparación y presentación de una colección de alta costura cuesta cinco millones de francos (ochenta millones de pesetas), dos veces al año. A estos gastos se añade el tren de vida anual de la casa, que debe disponer de entre veinte y doscientas obreras, según los casos.Sólo el prêt-à-porter, los perfumes y accesorios producen beneficios, pero ni uno ni otros podrían existir, crecer y adornar sin el aura de la etiqueta, que procede, ante todo, de la alta costura, de las colecciones.

En general, esta temporada se respetará y hasta se destacará la silueta femenina: espaldas amplias y favorecedoras, busto ajustado, rodillas escondidas.

Los abrigos se anuncian en general aparatosos, imitando las capas y los ponchos, con enormes cuellos y dobles forros, pero el aire británico también aparece en los tejidos de mezcla, el tweed, el chevrón y la gabardina.

Las faldas podrán elegirse rectas o amplias, junto a vestidos cortos y ajustados. Chaquetones y canadienses reemplazan con frecuencia los abrigos.

Los vestidos se cortarán largos, y reaparece la túnica para acompañar una falda ligera o un pantalón.

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