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Hoy comienza el mes santo del Ramadán, mientras el ayuno se extiende en el mundo islámico

La comunidad islámica inicia hoy el mes santo del Ramadán, cuya observación constituye una de las cinco condiciones rituales para formar parte de la misma. La obligatoriedad del ayuno ha venido extendiéndose progresivamente en el mundo islámico, en contraste con el carácter tolerante de la religión musulmana, que, a diferencia del cristianismo, desconoce las manifestaciones litúrgicas. La emergencia del integrismo islámico se hace más visible durante este mes, en el que las mezquitas recobran su condición de marco para el recogimiento y, al propio tiempo, foro político.Un mes de ayuno por cada año lunar es la condición sine qua non para formar parte de la comunidad islámica, al lado del testimonio personal en la unidad de Dios y el reconocimiento de su profeta Mahoma, las cinco oraciones diarias, el pago de la zakat, o limosna, y el peregrinaje a La Meca, una vez durante la existencia, para aquellos que pueden permitírselo. El Ramadán es, al mismo tiempo, mes de la castidad y el recogimiento. Si el ayuno es roto por inadvertencia, hay que compensar cada jornada por otro día al final del mes, pero en el caso en que la ruptura se haya efectuado por propio deseo, el musulmán debe expiar su falta a través de la práctica de la kaffara, que consiste en ayunar dos meses consecutivos por cada día no observado, o en alimentar, de una sola vez, sesenta pobres a razón de un mudd de cereales, medida consistente en la capacidad "de dos manos juntas y ligeramente inclinadas", según el profeta.

En torno al Ramadán, los árabes han creado una variada literatura a la imagen de las tradiciones más bellas de su civilización milenaria.

Según esa tradición, cuando la primera noche de ese mes llega un viento llamado el mutira, sopla sobre el mundo, hace mover las hojas de los árboles del paraíso y las puertas de éste "con una música como jamás oyeron oídos humanos...". A los que observaron piadosamente el Ramadán les está prometido el jardin de las delicias, en el que serán servidos por jóvenes que les ofrecerán un exquisito vino en copas de oro, incrustadas de piedras preciosas, mientras permanecerán a su lado las huríes, muchas de ojos negros similares a las perlas en su nácar.

La jurisprudencia musulmana justifica la ruptura del ayuno en el caso de enfermos graves, viajeros -a condición de que atraviesen una distancia de por lo menos cincuenta kilómetros-, mujeres embarazadas o militares en el campo de batalla. La compensación de las jornadas de ayuno no observadas es obligatoria para todos.

La revolución islámica iraní ha constituido una especie de electrochoque político en el mundo musulmán, con el resurgimiento de los preceptos religiosos y el militantismo al interior de las mezquitas.

Los movimientos en favor de la propagación del Islam, gozan de una popularidad creciente y representan un factor de movilización de la juventud que no puede ser relegado por los propios estamentos políticos. La visión progresista del Islam, a la que hacen referencia los líderes argelinos, es la que asegura la igualdad y la justicia social entre los hombres y no la que predica el oscurantismo religioso.

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