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La inflación y el desempleo han desbordado las previsiones del Gobierno para 1982

Los datos sobre paro e inflación ultimados ayer por el Instituto Nacional de Estadística refuerzan los pronósticos pesimistas sobre la marcha de la economía en los primeros meses del año. El desempleo estimado para el primer trimestre será publicado en los próximos días y supera por primera vez en la historia de España la sicológica cifra de los dos millones de personas, mientras, el Indice de Precios al Consumo de abril -un incremento del 1,3%- confirma las resistencias antiinflacionarias y sitúa los salarios al borde de la revisión semestral pactada en el Acuerdo Nacional de Empleo (ANE). Uno y otro indicador empiezan a desacreditar las previsiones del Gobierno para 1982 y hacen pensar a los expertos que la política económica del ciclo electoral en ciernes se debatirá entre la impotencia y el peligro de acentuar los desequilibrios.

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Con más o menos diferencias, los servicios de estudios de las principales entidades financieras y empresariales ya habían puesto en duda el optimismo del Gobierno y temían lo que ahora confirman los datos. Frente a un paro registrado oficialmente en las oficinas de empleo con línea descendente en los últimos meses (1.817.000 personas a finales de febrero y 1.801.000 al terminar marzo y abril), los expertos de los empresarios constructores (SEOPAN) señalaban en un reciente informe que "resulta desconcertante" la evolución de dichas cifras, a la vista del retroceso en los indicadores de actividad. Ahora el aumento del paro estimado, medido en media trimestral, consolida la brecha del desempleo registrado (1.744.000 en diciembre y 1.801.000 en marzo), sin concesiones a descenso alguno.También el servicio de estudios de la patronal CEOE ha ultimado en las últimas semanas una revisión al alza de sus estimaciones macroeconómicas para 1982 (de 12 a 13,5%, inflación; y hasta 16%, paro estimado). Aunque opina que el año puede terminar con algo más de dos puntos de crecimiento económico y que la recesión de los dos primeros meses ha cedido paso a cierta reanimación, su pronóstico respecto al empleo es duro: durante el ejercicio se perderán entre 70.000 y 100.000 puestos de trabajo (la mayoría en la industria y el sector agrario), después de los 300.000 de 1981. Así, con las entradas frustradas al mercado trabajo, la tasa de paro excederá del 16%.

Flexión al alza

Desde una perspectiva similar, los expertos del Banco de España han observado en el primer trimestre una ligera flexión al alza en los indicadores de producción. A pesar de ello, ya expresaban sus temores de que "si la tasa de inflación no se desacelera en línea con la moderación de los salarios, parece dificil que pueda mantenerse esa pequeña recuperación". Y el IPC de abril, por el contrario, es superior en 0,3 puntos al de igual mes de 1980 y 1981.

De otro lado, para el servicio de estudios de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA) la información disponible desde diciembre, dominada más por las opiniones favorables que desfavorables en tomo a las previsiones de producción, abunda en que "resulta difícil mantener que se haya iniciado un proceso sostenido de recuperación económica".

Las discrepancias entre tales estudiosos son mayores a la hora de analizar las causas de esta situación, que parece haber agotado la recuperación del ciclo inversor apuntada desde mediados de 1980, según la CECA. Todos vienen a coincidir en que el sector exterior y la moderación salarial han contribuido positivamente, pero mientras el Banco de España señala en su Boletín Económico del mes de abril que se ha fortalecido la demanda, sobre todo la de consumo privado, al parecer empujada por el ritmo de crecimiento de las prestaciones sociales, los expertos de las cajas de ahorros afirman que los indicadores de la demanda de consumo están y se mantienen deprimidos, todo lo cual resulta coherente con la evolución del empleo y de las rentas salariales.

El cielo electoral

Lo que sí sugieren las fuentes consultadas es que el ciclo electoral en ciernes no favorecerá precisamente las respuestas, pues casi todos ven como telón de todos los males el fuerte aumento del déficit público, que se ha duplicado en lo que va de año como consecuencia de la desaceleración de ingresos y del avance de los pagos. No obstante, el Gobierno parece ser consciente de la dificultad de recurrir al fuerte empuje de la inversión pública que propicia toda campaña electoral; las cifras de inversión para 1983, filtradas como tema tratado ayer por los ministros económicos, apenas sobrepasan la suma de los 850.000 millones programados para 1982, a los que hace un mes añadió 50.000.

E incluso el gobernador del Banco de España, José Ramón Alvárez Rendueles, se refirió ayer en Málaga, ante banqueros de una treintena de países, a la imposibilidad de crecimientos sensibles en la inversión pública.

Tras recordar que la actual política monetaria es expansiva, lo que todos los consultados no dudarían en admitir, José Folgado, director del servicio de estudios de la CEOE, señaló que una eventual política monetaria restrictiva con déficit público (ya más de un billón entre el presupuestado y los créditos extraordinarios) elevaría más los costes financieros y volvería a abrir el gap inflacionista, convirtiendo en inútil la moderación salarial. "Así, aunque crezcamos 2,5 puntos", añadió, "se ampliarían los desequilibrios". Más explícito es todavía el último boletín de "Coyuntura Económica" de la CECA: "Parece bastante claro que se ha acabado prácticamente por ahora el tiempo posible para los grandes proyectos de política económica y, en definitiva, para intentar alterar o, al menos, influir sobre el lento y deprimido discurrir de la economía".

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