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El gremio de anticuarios aplica reglas tajantes para preservar el carácter tradicional de su salón anual

La muestra consolida este año en Barcelona su carácter monográfico

Los anticuarios inauguraron el pasado fin de semana en Barcelona la sexta edición de su Salón anual. Esta muestra, abierta en el Palacio de la Metalurgia del recinto ferial barcelonés, permite la apertura al público en general de un salón con cinco años de consolidación y con una plena integración de los circuitos internacionales de este tipo de manifestaciones. Prueba de ello es que abandona la denominación de exposición para pasar a convertirse en salón monográfico. Esto supone una serie de novedades, como el establecimiento de un conjunto de normas elaboradas por el gremio de anticuarios de Barcelona y la prohibición genérica de reproducciones y de piezas nuevas.

Los directores de los museos catalanes intervienen en los comités de selección de las piezas, estableciéndose un mínimo de antigüedad para las piezas correspondiente a los años treinta. Intervienen los gremios de toda España, que actúan a modo de filtro para la contratación de expositores, con lo que se pretende lograr que las casetas ofrezcan la máxima fiabilidad a los organizadores del salón. Para participar en la convocatoria se debe pertenecer al gremio de la provincia de origen, y, por tanto, los expositores disponen de licencia fiscal y de libre control en relación a la procedencia de las piezas. Con estas normas consolida el salón la normativa y la profesionalidad de sus expositores.El comercio de antigüedades hace referencia a objetos artísticos e industriales de épocas pasadas, cualquiera que sea su estilo o su localización cronológica. Incluye todas las ramas del coleccionismo e incluso los trabajos de joyería y orfebrería, vidriería y cristalería, monedas y medallas, sellos y armas, muebles y relojes, grabados en cobre y madera, objetos de adorno e instrumentos musicales o científicos, tejidos y bordados, libros y esculturas, etcétera.

Comercio renacentista

Este comercio se inició en el Renacimiento con las colecciones de arte grecorromano. Su constante evolución desde Roma, París, Florencia y Londres fue incesante y han dado paso a nuevos centros de confrontación internacional, como España. Otras ciudades, en cambio, como Nüremberg, que tradicionalmente eran objeto principal de los aficionados, están en plena decadencia.La obtención de las piezas en muchos casos se ha detectado en exploraciones a comunidades de segundo y tercer orden, que, de forma sistemática, han ido engrosando las colecciones particulares. En la actualidad, el mercado de antigüedades se dedica especialmente a las comisiones y subastas de colecciones. De ahí el papel relevante de Barcelona en dicho sentido. Por otro lado, el número de antigüedades de gran valor se ha reducido considerablemente a causa de la fuerte demanda, pidiéndose precios en la actualidad muy superiores por ciertas piezas que años atrás eran menos apreciadas. Desde otro punto de vista, las antigüedades suponen un campo de inversión importante, siempre que la compra se realice sobre objetos antiguos que estén correctamente catalogados.

Paralelamente se observa un incremento de la cantidad y la perfección de las imitaciones, que conduce a la necesidad de contar con los conocimientos de los expertos del ramo, a través del gremio, en el momento de la compra

El comercio de antigüedades que tuvo amplia resonancia en España a partir de principios de siglo, ha adquirido su dimensión más amplia en estas últimas décadas. El volumen de las transacciones comerciales que se efectúan en nuestro país es el cuarto de Europa, después del Reino Unido, Italia y Francia. De ahí que se hayan cursado invitaciones a los gremios europeos más importantes no sólo con la intención de exportar piezas al extranjero, sino con la idea de importar y adquirir piezas que en su día fueron exportadas. El desarrollo de estas actividades ha supuesto en España una inversión muy superior a la obtenida por los valores tradicionales de alta productividad; la fiscalidad que se aplica en España sobre las piezas de más de cien años de antigüedad, sin embargo, tiende a frenar su compra, ya que en la actualidad están gravadas con una de las imposiciones más elevadas de Occidente: el 26% del valor total. Es así como cuatro transacciones de la misma pieza reportan a Hacienda el importe de su precio total. Hay países que no conocen esta tasa de fiscalidad, como el Reino Unido y Francia, y aun en los que existe, tal es el caso de Suiza e Italia, la tasa es de un 6% y 1%, respectivamente.

Las cifras de exportación

Los datos de exportación referentes a Cataluña durante el año 1979 fueron los siguientes: en cuanto a la exportación de objetos de arte, como cuadros, pinturas y dibujos, se exportó por un valor total de 66 millones de pesetas, situándose Francia como primer país exportador, con una adquisición global de 34 millones de pesetas. En el mercado de grabados, estampados y litografías se exportó por valor de 303 millones de pesetas, siendo EE UU el primer exportador, por valor de 196 millones de pesetas. El mercado de arte estatuario y escultórico exportó por valor de más de un millón, y el de objetos para colecciones diversas, por más de tres millones. En cuanto a las transacciones sobre antigüedades con más de cien años de vida, se exportó por valor de 496 millones; en primer lugar Italia, con un total de 79 millones.

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