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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Reconstrucción

Teresa de Avila.El oratorio llamado Teresa de Avila es sobre todo un relato tomado de los propios textos del extraordinario personaje de la extraordinaria España del siglo XVI. La riqueza del castellano de Teresa, el acierto de las descripciones de lo humano -hombres, paisajes, situaciones- que la rodeaba, la capacidad de aplicar un lenguaje popular y cotidiano para reflejar lo mirífico, se han conservado en la selección de textos que ha hecho José María Rodríguez Méndez, con un gran sentido de la responsabilidad y de la medida de la restauración, a pesar de que el tiempo del monólogo es necesariamente breve para contener el esfuerzo de la actriz y el de los espectadores.Autor y actriz han elegido el camino de la representación, en lugar del de la interpretación: es decir, conservar una especie de distanciación o de neutralidad, dentro, naturalmente, de la subjetividad inevitable al seleccionar párrafos y al acentuar, subrayar o enfatizar frases o palabras. Ningún público podrá quedar herido por una versión determinada, por un ensayismo teatral. Probablemente, el tema de Santa Teresa queda intacto para el teatro actual, que trata de ahondar con más decisión y con mayores audacias lo que fueron esta mujer y su tiempo.

Oratorio dramático de José María Rodríguez Méndez, sobre textos de Santa Teresa

Música de Cristóbal Halffter. Intérprete: María Paz Ballesteros. Director: Pedro Carvajal.Estreno: Capilla del Obispo. 18 de enero.

La palabra oratorio para definir este monólogo no parece convenirle enteramente. La parte musical grabada, con música de Ernesto Halffter y de otras inspiraciones, las voces que hay sobre ella, no llegan nunca a entablar el diálogo con la solista. Una y otros se encuentran en este caso con la dificultad de la Capilla del Obispo en que se hace la representación. Ya se vió en La vida es sueño que no es un buen local para teatro; la belleza de su retablo y sobre todo de los mármoles funerarios no compensa por los quiebros y resonancias que hace con voz y música: la mayor parte del texto grabado es incomprensible, y también parte del monólogo de María Paz Ballesteros, pese a la potencia de su voz y a su sabiduría para colocarla.

No es tampoco un lugar cómodo para el público. Podría ser bueno que se diera otra oportunidad a todos -artistas y espectadores- en otro lugar más adecuado. El esfuerzo de María Paz Ballesteros lo merece, y la pulcritud del texto de la santa y de la forma en que lo ha tratado Rodríguez Méndez también.

Aún con estas dificultades, el público de la noche del estreno aplaudió con vigor y comprendió bien el esfuerzo de la actriz, que recogió sola las ovaciones, aunque haya que añadir a su mérito el de Rodríguez Méndez y el del director de escena, Pedro Carvajal.

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