Onésimo Anciones presenta una colección de bodegones y paisajes
El pintor Onésimo Anciones expone una selección de su obra en la galería El Coleccionista (Claudio Coello, 23, Madrid) hasta el próximo 12 de noviembre. Anciones presenta una colección de bodegones y paisajes, en la que se advierte la capacidad del pintor para alejarse de las modas sin dejar de pertenecer a la vanguardia.De un tiempo a esta parte, la historia artística parece haber perdido esa compulsiva afición vanguardista a articularse en una sucesión de momentos que se excluyen. Nos beneficiamos así de una tendencia a regresar, sin más, a la pintura, y con cierta frecuencia a través de esa múltiple lección posimpresionista, agradecida por su desinhibición e inmediatez. Otras tareas y otros ojos tientan, pues, a los pintores, y bien está mientras quienes a ello se oponen, ya sea en camino de ida o de vuelta, no lo hagan por pescar en río revuelto.
Quien parece haber encontrado con esto, y sin estridencias, su lugar natural es el pintor madrileño Onésimo Anciones, que nos presenta sus últimos trabajos en la galería El Coleccionista. Una amplia selección de óleos, temples y acuarelas, sé articula en torno a dos géneros que fueron soporte óptimo de esa modernidad inicial que hoy se retoma; son éstos el bodegón y, sobre todo, un paisaje capaz de entender la geografía castellana sin caer en los tópicos tremendismo al uso.
A través de un juego de pinceladas manifiestas y un empleo del color no siempre sometido a un naturalismo primario, Anciones ha cambiado el exceso de la cabeza por el de los pinceles, por una sabiduría que viene de una mano acomodada: en unos lenguajes recorridos con nuevo tiento. El Trueque tiene un interés preciso, pero no se reduce, más bien al contrario, a tirar por la borda un largo pasado pictórico. Eclipsado sin ser negado, ese pasado se condensa en oficio, recurso indispensable a la hora de entregarse sin peligro a una pintura que quiere resolverse en placentera fluidez. Y el resultado es un pintor que se entrega, como si no hubiera pasado el tiempo, a la pasión de la luz y del instante.
