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Aranguren habla de la moral de "la buena vida"

El catedrático de Sociología José Luis L. Aranguren habló ayer de la moral colectiva en los años ochenta, dentro del curso que sobre Cultura, sociedad y política en el mundo actual dirige Raúl Morodo en la Universidad Internacional Meriéndez y Pelayo, de Santander. Aranguren tituló su conferencia La buena vida y una concepción (f) estival de la moral, pero repasó primero la moral del trabajo, «propiedad de la modernidad»-, la moral de la prosperity, «palabra en boga durante los años veinte, hasta la gran crisis de 1929», y la moral de la affluence, que se impuso después de la última guerra mundial.

La afluencia del bienestar era, según Aranguren, «derroche y gran intensidad de vida». ¿En qué se hacía consistir la «vida intensa»? En no parar, en la vida como espectáculo para los demás y para sí mismo, en magnificación de la imagen y en el consumo de toda clase de objetos y, particularmente, de imágenes. En opinión de Aranguren, el optimismo de la época llegó, a forjar, futurológicamente, la utopía de la sociedad posindustrial.

Aunque ese optimismo ya no puede mantenerse en los años ochenta, porque «no se puede volver al ascetismo extramundano o intramundano», Aranguren cree que es menester mantener «una relación estrecha entre la la vida buena y la buena vida.

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