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La participación de Orwell en la guerra civil española fue crucial en su evolución literaria

Andrés Ortega

En España, George Orwell temió más a las ratas que a las balas. Una de estas últimas le alcanzó en el cuello y no le mató de milagro en una de las batallas de la guerra civil, en la que participó el gran escritor inglés como brigadista internacional. Las ratas fueron, sin embargo, su obsesión y su martirio, aunque, claro, no su experiencia principal. Sobre ésta acaba de publicarse un importante estudio biográfico en Londres. En esta obra, George Orwell: una vida., fírmada por Bernard Crick, se analiza aquella peripecia personal del autor de 1984, una premonición de lo que nos puede ocurrir en esta década, y Homenaje a Cataluña. En esta biografía se deduce que esta estancia en España fue crucial para la posterior evolución literaria de George Orwell.

«La guerra de España y otros acontecimientos ocurridos en 1936-1937 cambiaron las cosas, y desde entonces supe dónde me encontraba. Cada línea en serio que he escrito desde 1936 ha sido escrita, directa o indirectamente, contra el totalitarismo y a favor del socialismo democrático como yo lo entiendo», escribió George Orwell en 1946, una época en la que el escritor inglés señalaba que había querido «cambiar la literatura política en arte».Orwell, quien en el frente de Huesca por fin descubriera «realmente el socialismo» (y lo que aquí cuenta es lo de realmente), formuló por vez primera su concepto de totalitarismo poco después de su huida de España, empezando a apreciar tales factores en el estalinismo y en el movimiento nazi. Poco antes de ir a España, Orwell se había acercado al Partido Laborista Independiente (ILP), un grupo «izquierdista, igualitario y una extraña mezcla inglesa de evangelismo secularizado y comunismo no marxista», en palabras del último biógrafo del paradójico escritor inglés, el profesor Bernard Crick, quien con su bien documentada obra George Orwell: una vida ha hecho una contribución importantísima al panorama literario internacional.

George Orwell/Eric Blair, ese «tory anarquista» que se educara en el elitista colegio de Eton, siguió de cerca los acontecimientos españoles y desde un principio pensó que la intervención alemana e italiana era el preludio de una segunda guerra mundial, aunque hasta septiembre de 1939 se opusiera al rearme británico contra Alemania. .En algún momento del otoño de 1936, Orwell se decidió a ir a España, y todo indica que esta decísión resultó principalmente de su deseo de ir a luchar por unos ideales y no para escribir un libro.

Tras una visita de cortesía a Harry Pollitt, secretario general del PC británico, Orwell salió de Londres el 22 de diciembre de 1936, llegando a Barcelona cuatro días después. En el camino tuvo tiempo de detenerse en París y de visitar a Henry Miller. Eran hombres muy diferentes, Miller no estaba para nada interesado en la guerra española, e incluso declaró a Orwell que era «una idiotez» ir a España, y que cualquiera que fuera por sentido de la obligación era estúpido.

Luchador antifascista

Al llegar a Barcelona, Orwell se dirigió rápidamente a la oficina del ILP, se enroló en la milicia del POUM y salió para el frente. Lo que a Orwell le ocurrió en España es sobradamente conocido. Todos los testigos están de acuerdo en que Orwell no tenía miedo y llegaba a arriesgar su vida por coger un saco de patatas ante los tiros del enemigo. Era un valiente, pero tenía fobia a las ratas. Una noche en que su campamento estaba durmiendo, una rata había estado molestando reiteradamente al escritor inglés, quien sacó su fusil y disparó contra el animal, armando un gran revuelo. Los dos frentes se pusieron a disparar, la artillería rugió y algunos destacamentos salieron a patrullar.Tras 115 días en el frente, Orwell logró un permiso para ir a Barcelona, donde presenció y participó en los acontecimientos de mayo, que marcaron el control creciente que el PC estaba logrando en la zona republicana, conteniendo el fervor revolucionario. La mayoría del contingente del ILP era fervientemente anticomunista, incluso antes de llegar a España, y Orwell no fue una excepción. Pudo observar directamente las distorsiones que de la situación hacía la Prensa extranjera cuando hablaba de agents provocateurs trotskistas.

Como observa Crick, «Orwell vio con sus propios ojos no solamente la distorsión de la verdad a través de perspectivas discrepantes, sino la mera invención de la historia. Un aspecto de 1984 estaba ya ocurriendo. «Poco después, Orwell volvía al frente, y el 20 de mayo, mientras hablaba a sus hombres de los burdeles de París, su alta silueta se perfiló en la aurora y una bala certera le atravesó el cuello. Se salvó de milagro. Esta herida le decidió a marcharse, aunque le costó tomar esta resolución. Sus diligencias para salir de España comenzaron el 14 de junio de 1937 y no desembocaron hasta seis días después.

La experiencia española de Orwell es crucial para comprender la posterior literatura de este escritor inglés que en la milicia del POUM había creído descubrir, «en teoría al menos, una democracia y no una jerarquía». Como indica su biógrafo, después de España, las experiencias formativas de Orwell habían terminado. Homenaje a Cataluña fue publicado en el Reino Unido el 25 de abril de 1938 y recibió el esperado ataque por parte del Daily Worker.

«Podría haber sido un vicario feliz / hace doscientos años / para predicar sobre el juicio final y mirar mis nogales crecer. / Pero nacido, por desgracia, en una época perversa / se me escapó ese cielo placentero...». (George Orwell, 1935).

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