_
_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pérdida de empleo y sobreevaluación del tipo de cambio

Aunque todavía no se dispone de la encuesta de población activa para diciembre de 1980, parece muy probable que el año 1980 pasará a la historia económica de España con la distinción de haber sido el año en. que se perdió el mayor número de puestos de trabajo la población ocupada ha descendido en no menos de 350.000 personas. Uno de los factores que, individualmente considerados, más contribuyeron a este resultado ha sido la sobreevaluación del tipo de cambio de la peseta, que aportó la tercera parte de dicha pérdida. ¿Cómo se, puede probar esto? Muy sencillo.El papel fundamental de un tipo de cambio es servir de base para todo el sistema de precios en una economía. Esto quiere decir qu si un tipo de cambio esta sobreevaluado, la producción nacional será cara en términos relativos con el extenor,y el valor de la mano de obra será demasiado elevado, y, por tanto, cada vez será más difícil exportar; por el contrario, las importaciones serán cada vez más atractivas. Lo opuesto sucede cuando el tipo de cambio está subvaluado o infravalorado. Un tipo de cambio en equilibrio producirá una situación intermedia, es decir, mantendrá un ritmo de crecimiento de las exportaciones por lo menos igual al del comercio internacional, y, en el caso de un país como España, donde las exportaciones de bienes representan una parte relativamente pequeña de la economía, aún un poco superior; por el lado de las importaciones contendrá su tasa de crecimiento, reconciliándola con la de la producción nacional. Ahora bien, como en 1980 el crecimiento del valor de las exportaciones de bienes no re basará el 10% (a no viembre la tasa de crecimiento de las exportaciones ya había descendido al 12,3 %) y la del valor de las importaciones no energéticas estará en alrededor del 18% (a noviembre estaba en el 19,8%), no cabe duda de que en 1980 el tipo de cambio no cumplió el papel fundamental de mantener el sistema de precios relativos en equilibrio.

De la conclusión anterior se puede proceder a calcular el jefecto de la sobreevaluación del tipo de cambio sobre el mercado laboral. En efecto, traduciendo las tasas de crecimiento del. valor de las exportaciones e importaciones citIdas anteriormente a volumen, se puede estimar que en 1980 el volumen de las exportaciones no sólo no ha crecido sino que ha disminuido entre el 2% y el 3%, mientras que el de las importaciones no energéticas habrá aumentado en un 6% a un 7%. Seguidamente, si se comparan estas tasas con las que deberían de haberse producido si el tipo de cambio hubiera estado en equilibrio, se puede concluir que el volumen de las exportaciones ha sido un 7,5 % inferior al de equilibrio; es decir, una disminución de volumen del 3%, más un crecimiento del comercio internacional del 3%, más una ganancia de cuota de mercado perdida de, digamos, un 1,5%. Por el lado de las importaciones no energéticas se puede calcular el exceso de su crecimiento en alrededor del 6%.

Dadas las otras condiciones de actividad, demanda interna, mercados. exteriores, protección, etcétera, que efectivamente existieron en 1980, el análisis anterior lleva a la conclusión que un tipo de cambio.de equilibrio habría resultado en mayores exportaciones de unos 1.400 millones de dólares y menores importaciones no energéticas de cerca de mil rnillones de dólares. Llevado a volumen de actividad real en España, esto habría significado que el PIB real podría haber crecido en alrededor de un 1,7 %,en vez de aproximadamente un 0,5%. Pasando este efecto a la ocupación por medio del coeficiente PIB/ocupación, resulta una cifra de 130.000 puestos de trabajo que no se habrían perdido.

Por supuesto que hay que enfatizar que los cálculos anteriores no son exactos, puesto que para ello habría sido nec ' esario desglosar varios de los componentes indicados, determinar la productividad en diferentes actividades, etcétera. Sin embargo, no se puede discutir su validez a nivel de grandes órdenes de magnitud, y en este sentido estos cálculos parecen ser enormemente ilustrativos de los efectos nocivos de una política que sigue dándole mayor importancia a la regulación de las corrientes monetarias a través de la cuenta de capital de la balanza de pagos que a la función de desarrollo de tipo de cambio, a pesar de que en todas las declara ciones oficiales se ponga el empleo como la primera prioridad de la política económica.

José Diego Teigeiro Ruiz es asesor económico de la Asociación Española de Banca Privada (AEB).

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_