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Navarra y su futuro

El incierto futuro de Navarra de cara a la defensa de su identidad histórica no se debe tanto al hecho constatado de que desde fuera -desde Euskadi- muchos deseen democráticamente y otros exijan de cualquierforma la incorporación de Navarra a la comunidad vasca, sino al hecho, también constatado, deque desde Navarra algunos propugnan la incorporación a Euskadi, y otros, los menos, pero violentos, la exigen. La presión que sufre Navarra desde fuerano sería motivo suficiente de inquietud: ha sabido a lo largo de su historia hacer frente con gallardía a presiones exteriores. En Navarra. preocupa hoy mucho más la división interna existente entre sus gentes, y preocupa especialmente porque la desunión en tema tan trascendenteinvita al intervencionismo de extraños en pleito que por ser tan personal sólo los navarros deben resolver.Por ello, en Navarra ninguna solución para su futuro será válida si supone consolidar de forma irreparable la división de un pueblo que, pese a sus diferencias, siempre vivió unido. Ninguna solución que suponga un enfrentamiento territorial, social y familiar de los navarros es compatible con un futuro estable del viejo reino. Los políticos navarros, en su totalidad, deben asumir el compromiso de no contribuir a dividir a Navarra, impulsando un enfrentamiento entre sus gentes en beneficio de sus tesis concretas. Su responsabilidad es encontrar una solución para todos.

Vía de conciliación

Navarra, en primer lugar, debe buscar una vía de conciliación que posibilite la unión de los navarros frente a problema tan trascendental. Es preciso que quienes propugnan la integración en Euskadi encuentren suficientes satisfacciones desde. la misma Navarra como para abandonar una postura que, en su formulación radical, supone la pérdida de nuestra personalidad y de nuestro protagonismo histórico. Pero es preciso también que quienes no propugnan la refeifida integración sean generosos a la hora de reconocer la inequívoca realidad vasca de parte de Navarra y sepan ofrecer, quienes están en la gestión pública de los intereses comunes, un diáfano ejemplo de equidad, honestidad y justicia que invite a todos a participar en la defensa de nuestra foralidad.

Para alcanzar este objetivo debemos, en primer lugar, dotar a nuestro fuero de un contenido solidario y, progresista. La causa de Navarra fue abandonada por determinadas fuerzas políticas por la sospecha, históricamente fundada, de que mantener nuestra foralidad podía suponer una gestión interesada del fuero. Hay que conocer la realidad y hay que tener el valor de admitirla: en muchos casos, el fuero ha sido privilegio de unos pocos. La obsesión que determinados grupos políticos han puesto de manifiesto en mantener una Administración foral de compromiso con el capitalismo y el caciquismo local alejó de la defensa de Navarra a la izquierda democrática. Por fortuna, ha bastado un giro de honestidad en la gestión foral para que este mal, generadoren parte de nuestra actual división, haya sido corregido, y hoy, en Navarra, la izquierda democrática pueda sentir la foralidad como propia y comprometerse en su defensa.

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Realidad vasca

Igualmente, para alcanzar el objetivo de una Navarra de todos será preciso aceptar en su totalidad, con todos los compromisos que ello conlleva, la realidad vasca de parte de Navarra. Parece necio tener que afirmar que tan navarro es el agricultor de la ribera como el montañés, el de la cuenca como el bardenero; pero eso, que parece evidente, a veces se está negando en Navarra. Hoy, en Navarra, se está fomentando la división entre navarros y se está incurriendo, por algunos políticos, en la gravísima irresponsabilidad de ahondar esa división por reafirmar su personalidad y garantizar un éxito electoral.

La solución del futuro de Navarra, su necesaria estabilidad, pasa por la existencia de políticos que difieran en lo ideológico y coincidan en lo histórico. No caben políticos que hagan ideología de la montaña o de la ribera: han de serlo de toda Navarra y han de trabajar por Navarra toda. Quienes por ,su triunfo personal ejerzan una política insolidaria de división primando o castigando lo vasco o lo no vasco de Navarra incurrirán en la grave responsabilidad histórica de haber contribuido a consolidar una división que será el fin del viejo reino.

Alcanzado el objetivo de una Navarra unida, el futuro dejará de ser incierto. Navarra será lo que los navarros quieran. Si Navarra se divide, su futuro lo decidirá la oportunidad o la coyuntura histórica. Navarra, por su condicionamiento de ser cuna vasca, debe acrecentar desde su integridad foral sus relaciones con la comunidad vasca. Los convenios de los que habla el Estatuto de Autonomia vasco y las bases para el amejoramiento de Navarra deben ser pronto una realidad. Con esos convenios, que tratarán de resolver intereses comunes, vendrá la negociación y el diálogo: la aproximación, y con la aproximación lograremos distender una situación que hará posible que las dos comunidades históricas puedan convivir en el futuro, como lo hicieron en el pasado, consolidando lazos comunes con pleno respeto a su distinta personalidad.

es diputado de UCD por Navarra, del sector enfrentado a Jaime Ignacio del Burgo.

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