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El legado de Callaghan

Callaghan ha hecho bien marchándose. Sólo había una forma en la que podía haber buscado su continuación como líder del Partido Laborista, declarándose dispuesto a dirigir el partido hasta pasadas las próximas elecciones, generales. Desde hace tiempo había quedado claro que no era ese el caso. Hasta la conferencia del partido en Blackpool, hace dos semanas, su justificación para continuar era que esperaba solucionar los principales problemas constitucionales del partido a favor del grupo parlamentario, o al menos, a favor de un compromiso. No lo consiguió. Después de eso podía contribuir en muy poco. ( ... )Todavía el sucesor más probable es Healey. En nuestra opinión, es el único candidato suficientemente fuerte para unir el partido. Pero la tarea no debe infravalorarse. No es sólo un asunto de resistir y a continuación darle la vuelta al intento de golpe de la izquierda. Se trata también de ir a las circunscripciones, de reconstruir el partido de arriba abajo y de terminar con la infiltración de revolucíonarios que ha aparecido en Blackpool. Hay también una cuestión de política. Ningún partido que adopte el tipo de política aprobado en la Conferencia de Blackpool parece tener posibilidades de ganar una elección general en Gran Bretaña. Tampoco hay mucho lugar para evasivas. Evasivas es lo que hemos tenido durante los últimos quince años bajo las jefaturas de Wilson y Callaghan, y es por eso por lo que el partido se encuentra en la actual situación. Indudablemente, Healey conoce todo esto mejor que cualquiera de los otros candidatos potenciales. La cuestión es hasta qué punto está dispuesto a decirlo. ( ... )

, 16 de octubre.

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