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Reportaje:

Adelpha atraviesa una gravísima crisis interna

Cruce de informes confidenciales con importantes acusaciones entre miembros de su junta directiva

La Asociación de Defensa Ecológica y del Patrimonio Histórico Artístico, más conocida por sus siglas Adelpha, que cuenta con tres centenares de socios en Madrid y varios millares en toda España, donde se organiza en asociaciones regionales, delegadas aunque con cierta autonomía, atraviesa por una gravísima crisis, puesta de manifiesto por los recientes comunicados contradictorios aparecidos en la prensa y por informes confidenciales distribuidos entre sus miembros, a los cuales ha tenido acceso EL PAÍS. Esta crisis, que enfrenta a dos sectores de su junta directiva, tiene cierta relación, al parecer y según estos informes, con los problemas internos existentes en el Ministerio de Cultura.

El pasado 30 de junio, el adjunto a la presidencia de Adelpha, José Luis Souto, anunciaba su retirada de la asociación por motivos de salud y cansancio, en carta circular reservada, en la que vertía acusaciones contra el presidente Javier Morales Vallejo, subdirector gerente del Museo del Prado; la vicepresidente María Rosa Suárez Inclán y contra el asesor del ministro de Cultura, Juan Ignacio Sáenz Díez, diputado de UCD por Soria. A este último, antiguo cofundador y vicepresidente de Adelpha, le acusaba de instrumentalizar la asociación en una guerra particular contra el director general del Patrimonio, Archivos y Museos, Javier Tusell.«Agarrotada la junta por el ministro de Cultura», dice esta circular reservada, «se impone reforzar la independencia de Adelpha mediante un cambio de presidente». Según propuesta de Souto y Santiago Amón, también vicepresidente y asesor de Ricardo de la Cierva, el candidato propuesto para sustituir a Morales sería el duque de Segorbe, Ignacio de Medina, que actualmente ocupa también otra vicepresidencia de la asociación. «En mi calidad de fundador y primer presidente», prosigue la circular de Souto, «creo que es mi deber plantearos la situación y mi tajante negativa al irracional proyecto de convertir esta asociación en una sucursal del Ministerio de Cultura».

Vuelta atrás

Sin embargo, con fecha del 16 de julio, Souto vuelve a enviar otra circular anunciando que reasumía su cargo de adjunto a la presidencia de Adelpha, «en tanto la asamblea general se pronuncia sobre el caso de rebelión de los nominales presidente y secretario general, y de la intervención del ministro de Cultura y su asesor, Juan Ignacio Sáenz Díez..., es el absurdo intento por parte de dos desaprensivos respaldados por el ministerio de instrumentalizar la asociación en beneficio de sus inconfesables intereses personales». En este documento se califica a Ricardo de la Cierva de «último arbitrista en la línea del Buscón don Pablos», y de que Sáenz Diez «no tiene más norte político que la trepa», y termina pidiendo a los socios que le dirijan sus escritos a su domicilio particular.La presidencia de Adelpha ha replicado con un voluminoso informe confidencial, de veintiséis páginas, seguido de otro de la vicepresidenta aludida, de otras diecinueve, en la que se acusa a José Luis Souto de personalismo, manipulación de la asociación, de obrar por su cuenta y riesgo sin pasar por la junta directiva, de indisciplina continuada y de intrigas, junto con Javier Tusell y Santiago Amón. «Es preciso variar la imagen y los métodos de Adelpha en lo que han tenido de injustos y abusivos a causa del señor Souto». Las personas de la junta que se han opuesto a los métodos de Souto, «han sido objeto de una sistemática campaña de desprestigio y aislamiento dentro y fuera de la propia junta y asociación, tachados como corrompidos, vagos, trepadores políticos y sociales, "derechistas", etcétera, por el autor de los comunicados (José Luis Souto) hasta hacer su situación insostenible, al pretender su expulsión pura y simple con continuas amenazas de destruir su vida profesional y pública».

Souto es acusado de intoxicación, de amarillismo, de escribir y enviar a la prensa -que cada vez hace menos eco de estos escritos- sus comunicados como si fueran de Adelpha sin consultar a la junta, como el que recientemente pedía la dimisión del ministro de Cultura por la anulación del expediente de declaración de zona monumental de la margen izquierda del río Duero a su paso por el sur de Soria. El informe del presidente señala que Adelpha, como asociación, está en contra de la decisión ministerial y que nadie la ha apoyado, pero que el escrito pidiendo la citada dimisión no ha emanado de la junta directiva de la asociación.

El tema del puente sobre el Duero en Soria no ha sido, sin embargo, el detonante de esta crisis en el seno de Adelpha, sino «las disensiones internas causadas por la incontrolada y agresiva actitud de José Luis Souto. Varios miembros de la junta se han visto obligados a frenar el intento de golpe interno», de sustitución del presidente y nombramiento de una comisión gestora. El actual presidente promete la celebración reglamentaria de la asamblea general «por la absoluta necesidad de cambiar la desastrosa imagen de Adelpha a nivel cultural, oficial y público», provocado por «las campañas paralelas, difamatorias y calumniosas contra personas, que Souto ha venido lanzando en prensa amarilla continuamente y en contra de la opinión expresa de la junta directiva». «Comunicados con frecuencia envueltos en agravios, cuando no en posibles calumnias», que responden a la «actitud puramente personalista del señor Souto y al servicio de sus personales puntos de vista». Se citan a este respecto las campañas personales de Souto contra Chueca Goitia, José María Ballester y el propio Javier Tusell en un principio, aunque posteriormente su actitud con relación a este último cambió radicalmente.

«Es triste comprobar», sigue el informe presidencial, «que nuestro nombre, con frecuencia, es sinónimo ante muchas personas de terrorismo cultural, difamación o agresión personal calumniosa, intrascendencia efectista y escandalosa, pretensiones de protagonismo, etcétera. Toda esta actividad descontrolada es objetivamente contraria a la defensa del patrimonio».

Incursiones ministeriales

Luego se hace historia de lo sucedido en el seno de Adelpha con la llegada al Ministerio de Cultura de Ricardo de la Cierva, que nombró asesores suyos a dos vicepresidentes, a los señores Sáenz Diez y Amón, y que provocó la dimisión del primero en la asociación -aunque siguió asistiendo a las reuniones-, pero no la del segundo, actitudes ambas aprobadas por la junta directiva. Junta que, encabezada por su actual presidente, salió en defensa de José Luis Souto cuando se publicó en la Prensa que había sido detenido por robo de obras de arte en las iglesias en Bélgica hace algunos años, extremo verídico, pero que no se tuvo en consideración, atribuyéndolo a una contracampaña contra Souto, empeñado entonces contra el director general del Patrimonio, Javier Tusell.En un principio, Adelpha recibió el nombramiento de Ricardo de la Cierva con esperanza, y la junta decidió cambiar de métodos o interrumpir las denuncias indiscriminadas. Esta aparente armonía en la junta de Adelpha -según este informe- era muy distinta de la existente en el Ministerio de Cultura, donde existían «evidentes disensiones entre el director general del Patrimonio y su propio ministro». José Luis Souto se había reconciliado con Ricardo de la Cierva y adoptó una actitud beligerante contra Javier Tusell, contra quien lanzó «gravísimas acusaciones».

Pero, misteriosamente, la situación cambió, y Souto y Amón adoptaron desde hace unos meses posiciones cercanas a Javier Tusell, «con frecuencia reuniones y comidas» entre ellos, «a espaldas de la junta». Este bandazo dejó desamparado al otro asesor, Juan Ignacio Sáenz Díez. Los nuevos comunicados enviados por Souto «consistían fundamentalmente en una defensa a ultranza del director general y ataques indiscriminados al ministro». Puntos clave de esta campaña eran: primero, que el enemigo público era el ministro de Cultura y que los errores no son de la Dirección General del Patrimonio, sino de Ricardo de la Cierva y Juan Ignacio Sáenz Díez, a quien se achaca la no atribución de ayudas económicas a Adelpha; después, que existe una derechización de la junta, mientras prosiguen las relaciones entre la dirección general y José Luis Souto y, se desencadena una campaña contra el presidente de la asociación, Javier Morales, y la vicepresidenta, María Rosa Suárez Inclán, a la que se acusa de estar comprometida en matrimonio con Juan Ignacio Sáenz Díez. El informe termina señalando que Javier Tusell «capitaliza la desunión de Adelpha a su favor, desviando su agresividad hacia su oponente político, el ministro de Cultura, contentando continuamente a José Luis Souto..., llegando incluso a nombrar nuevo subdirector general del Patrimonio a un íntimo amigo» de este último.

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