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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Los efectos beneficiosos del deporte / y 2

La reeducación funcional es un método complejo de recuperación del potencial energético disminuido en el organismo por la enfermedad. Con ella el cuerpo humano pone en marcha la mayor parte de sus reservas para superar las dificultades del período de transición situado entre el sedentarismo, el estado patológico corporal y el estado de salud.De este modo, el organismo adopta la situación funcional anterior mediante la corrección de las alteraciones del estado normal, adaptándose a las necesidades de la vida. El ejercicio físico ocupa el primer lugar en la reeducación funcional debido a sus efectos educativos, fisiológicos, profilácticos y terapéuticos, los cuales se han empleado con éxito:

1.º En las enfermedades infantiles.

2.º En medicina interna (asma, bronquitis crónica, enfisema y tuberculosis pulmonar, pleuritis, infarto de miocardio, hipertensión arterial, hipotensión, arteritis, flebitis, atonías intestinales, estreñimiento, disquinesias biliares, astenia, obesidad, diabetes y gota).

3.º En cirugía, ortopedia y traumatología.

4.º En las afecciones reumáticas.

5.º En neurología y psiquiatría.

6.º En ginecología, obstetr icia y geriatría.

Con ser importantes los efectos que el deporte posee sobre las diversas funciones del ser humano, tanto en lo que respecta a su cuerpo como a su mente, no quedan por ello agotadas sus posibilidades.de estudio, y así, es en la sociedad moderna industrial donde el deporte cumple una función social importante al estimular el gusto por el rendimiento, al tiempo que le ofrece la posib ilidad de huir, al menos temporalmente, de la presión ejercida sobre él en el área profesional e intelectual, ya que en la actividad deportiva no elitista es el mismo individuo quien decide sobre la intensidad del esfuerzo para alcanzar una meta, lo que convierte al deporte en válvula de escape.

Desde el punto de vista de las funciones sociales del deporte, se han propuesto numerosas definiciones y clasificaciones, pero en el momento actual casi todo el mundo se encuentra identificado con las siguientes:

1.º Función socioemocional. En la que destaca en primer lugar la función catártica, a través de la cuál el deportista expresa sus emociones de alegría, tristeza, desesperanza, excitación, etcétera, sin que ello represente una amenaza contra él o contra los demás.

En segundo lugar, la actividad física proporciona la oporgunidad para estimular los sentimientos de compañerismo y amistad y reduce las distancias sociales entre individuos y grupos.

2.º Función socializante. Mediante la cual se dirige al participante hacia la colaboración, al respeto a las reglas y al contrario, a la deportividad y al afán de perfección.

3.º Función integradora. A través de ella se produce la integración de personas distintas en la colectividad, ya sea deportiva, política o ciudadana, lo que mejora considerablemente la convivencia.

4.º Función política. Algunos gobiernos utilizan al deporte como instrumento de política nacional o internacional, ya sea como acción de propaganda, de salud, de economía, de militarismo, como prevención de delitos, para realzar el buen n ombre del Estado en el ámbito internacional, como rito y ceremonia y como recreación.

5.º Función de movilidad social. Es, quizá, la menos interesante, y a través de ella los deportistas de grupos sociales poco favorecidos adquieren mayor categoría y prestigio social.

Desde hace algunos años, las cantidades que los gobiernos dedican a la conservación de la salud se han elevado de modo vertiginoso, de tal forma que hacia el año 1990 tendrán que dedicar el 10 % del producto nacional bruto, lo que significa que una gran parte de las riquezas que constituyen el patrimonio nacional habrán de dedicarse a este menester.

En España, el presupuesto de la Sanidad para 19,80 totaliza 1,7 billones de pesetas, de los cuales se dedican 231.227 millones a pensiones de invalidez; 119.837, a incapacidades laborales transitorias; 22.393, a invalidades provisionales; 9.136, a rehabilitación de invalidades; 6.852, a asistencia a pensionistas; 261.874, a la asistencia sanitaria propia; 106.790, a la asistencia sanitaria ajena; 104.322, a la farmacia, y solamente 826, con una disminución del 57,1 % de lo presupuestado en 1979, se invierten en la prevención de enfermedades.

Hasta,aquí sólo hemos hablado de los gastos que produce la recuperación de la salud, pero a esto le habremos de añadir las pérdidas en horas de trabajo por absentismo laboral, la disminución del rendimiento por enfermedad crónica y los accidentes que provoca una salud poco satisfactoria.

Astrand calcula que el infarto de miocardio en Suecia produce una pérdida económica de alrededor de 1.389 millones de coronas al año, y en el caso de que mediante la profilaxis correspondiente (ejercicio físico) se pudiera disminuir su incidencia solamente en el 10%, el Estado se ahorraría en el mismo período de tiempo 139 millones de coronas.

En Francia se producen al año 280 millones de jornadas de trabajo perdidas por ausencias laborales, y las enfermedades y los accidentes de trabajo originan un gasto aproximado al 10% del PNB.

En España el dinero dedicado al deporte proviene casi en su totalidad de las quinielas, sistema de recaudación muy curioso, mediante el, cual los aficionados a los juegos de azar mezclados a los interesados en el espectáculo futbolístico, aportan cada semana al Estado una cantidad cercana a los cuatrocientos millones de pesetas, de los cuales aproximadamente la mitad se destinan al deporte.

De esta manera, al Estado español le sale completamente gratis el mantenimiento del deporte, ya que son los ciudadanos los que voluntaria e indirectamente proporcionan los caudales necesarios para su financiación.

Si no recuerdo mal, de mis tiempos de integración en el Consejo Superior de Deportes, en aquella época sé contaba con unos 8.000 millones de, pesetas al año para atender a sus necesidades, cifra que deportistas y directivos consideraban como insuficiente, aunque a algunos ministros y a otros dirigentes del país les pareciera excesiva.

Pero una cantidad considerada aisladamente no es grande ni pequeña, y para conocer su magnitud real necesita ser comparada, por ejemplo, con el presupuesto de Sanidad o con el producto interior bruto, el primero de los cuales asciende a 1,7 billones, y el segundo alcanzará seguramente los 11,6 billones de pesetas, de lo que se deduce que el presupuesto para el deporte es una cantidad irrisoria, si se tiene en cuenta los beneficios que proporciona.

Francisco J. Marcos Becerro es médico deportivo, fue director de promoción del Consejo Superior de Deportes y presidente de la Federación Española de Halterofilia

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