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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Navidad argentina

La Junta Militar argentina, que desde hace más de tres años está avasallando los más elementales derechos humanos, que está manchada con la sangre de miles de hombres, ha dado, una vez más, en esta Navidad pruebas de su refinada crueldad.Las presas políticas del penal de Villa Devoto, de Buenos Aires, que son constantemente maltratadas, humilladas, vejadas en las incontables requisas, donde, a pesar de la provocación eludida, siempre encuentran sus verdugos motivo para las celdas de castigo; que están obligadas a vestir uniforme de sarga, pantalón y chaqueta de mangas largas (en esta época la temperatura media en Buenos Aires es de 35 grados, con un alto porcentaje de humedad); después de tres años de ver a sus familiares a través de un cristal, cuando no les suspenden la visita, han sido autorizadas a tener una visita de contacto con sus hijos.

El recuerdo del nacimiento de Jesús trae consigo en cada Navidad un espíritu de fraternidad, de amor, de alegría. Por todo esto, la Junta Militar les ha concedido a las presas políticas quince minutos, para estar con sus hijos.

¿Pueden ustedes imaginar lo que fue eso? El llanto, la emoción de agarrar por fin, de sentir la consistencia material que se disipa tras el cristal, el abrazo, los besos del reencuentro, convertidos de inmediato en el dolor lacerante de la despedida, de la pérdida otra vez, sin dar la pausa de un tiempo mayor para hablar, para jugar y serenarse.

Los argentinos estamos acostumbrados a las monstruosidades de la Junta, pero cada día logran sorprendernos con una nueva. Es inútil: quien es ruin y miserable contamina hasta las presuntas generosidades con su malignidad específica.

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