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Diego Jesús Jimenez: "La poesía es el arte de sugerir"

El escritor ganó el último Premio Internacional El Olivo

Uno de los jóvenes poetas españoles más prolíferos y premiados de los últimos tiempos, Diego Jesús Jiménez, ha unido este año a su ya importante palmarés (Adonais, Fray Luis de León, Nacional de Literatura ... ) el Premio Internacional El Olivo, de Jaén, por su libro Sangre en el bajorrelieve. La primera edición de esta obra acaba de imprimirse y va a ser próximamente presentada a público y prensa por la entidad patrocinadora del premio.

«Para mí, la poesía no es tanto el arte de decir cosas, sino el de sugerirlas. Porque para decir cosa existen otros géneros literarios como el ensayo, o incluso la novela, pero lo que hace que algo se transforme en poesía es precisamente el misterio. El hecho de plantear lo desconocido a través de un poema y con una carga emotiva personal, es estar haciendo poesía. Por supuesto, considero que también en una obra de teatro, en una novela, en un cuadro, en el gesto de una persona, puede encontrarse poesía, y no sólo y exclusivamente en los versos... Yo escribo poesía en verso, es decir, utilizo el verso como medio de captación de la poesía. »

Preocupación por el lenguaje

«Quizá el libro más significativo mío sea, sin embargo Fiesta en la oscuridad, una de cuyas características principales es la preocupación constante por el lenguaje, por el cómo decir una cosa tratando de enriquecer el lenguaje dentro del poema. Aunque el cómo se dice y qué es lo que se dice son dos cosas que en realidad no pueden separarse, la preocupación por el lenguaje ha sido, y todavía lo sigue siendo, una corriente muy importante dentro de la poesía española de la posguerra, que yo ubicaría, sin hacer con ello alarde de centralismo, en Castilla. Aquí surgieron, desde luego, poetas como Alejandro Carredo, Angel Crespo, Claudio Rodríguez, Eladio Cabañero, etcétera, algunos un poco mayores que yo y otros más jóvenes, pero todos indefectiblemente preocupados por el lenguaje, por la palabra, que tanto se había descuidado en los años anteriores en la poesía española, principalmente entre los cultivadores de la mal llamada poesía social.»

Grupos poéticos

Al igual que ocurrió hace años con la generación del 98 y los modernistas, para Diego Jesús Jiménez existen, en estos momentos, dos grupos bastante definidos y diferenciados en. el panorama general de la poesía en España: por un lado, lo que él llama «grupo de poesía castellana», preocupados por una serie de problemas de tipo nacional, social o incluso simplemente humano, y por otro, los poetas que se han dado en llamar venecianos, entre los que cita a Pere Ginferrer y Guillermo Carnero, a quienes considera en cierto modo emparentados con el modernismo, si bien, asimismo, con reminiscencias e influencias surrealistas.«Puede observarse, además un cierto e importante resurgimiento en la poesía andaluza, después del evidente bache que atravesó tras la guerra civil, y que podría configurar ya, con nombres como los de Antonio Hernández, Angel García López, Manuel Ríos Ruiz, entre otros, un tercer grupo importante que añadir a los anteriores. »

Escritor y periodista especializado en temas culturales, Diego Jesús Jiménez no cree en la poesía como «ente abstracto y aislado», sino que la entiende como «una de las partes imprescindibles de la cultura, cuya arma fundamental para ser eficaz no es otra que su calidad literaria». Respecto al Ministerio de Cultura, afirma que se está dedicando sólo a hacer política de UCD, olvidándose por completo de «lo que significa y lo que debe ser la cultura, sobre todo en un país como el nuestro, donde ésta ha permanecido secuestrada durante cuarenta años por el franquismo».

Apoyo oficial

Para el autor de La ciudad, que actualmente trabaja en un nuevo libro de poemas (Imagen de los sueños), el escaso eco popular que hoy día tiene en España la literatura, en general, y la poesía, en particular, se debe a su total y absoluta falta de difusión entre las grandes masas, cuestión que achaca a un «grave problema de origen, de raíz, que nace en las escuelas, en la falta de acercamiento, tanto de la poesía o la pintura como de la cultura, en general, a los niños». Así puede, según él, explicarse el hecho de que, al no ser comercialmente rentables, ni las editoriales publican libros de poesía ni, por tanto, ésta se difunde.«Yo creo que el Ministerio podría hacer, a través de la Editora Nacional, una colección para escritores inéditos, con objeto de potenciar a los narradores y poetas españoles que tienen dificultades para entrar en los canales de comercialización del libro, dando a conocer aquellas obras que literariamente merezcan estar en el mercado pero que, al ser consideradas deficitarias por las editoriales privadas, no lo están. Al mismo tiempo, la propia Editora debería también cumplir la función de difusora de esos libros en el medio rural, que ha sido el sector más olvidado en todos estos anos por los canales comerciales de divulgación de la cultura, donde tan difícil resulta encontrar un libro y donde prácticamente el único medio de comunicación que existe es la televisión, que más que enseñar lo que suele hacer es embrutecer.»

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