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Reportaje:

La falta de soluciones para los atletas de élite, clave del enfrentamiento con la Federación

La falta de solución al problema de la inserción de los atletas de élite en la sociedad y cierta torpeza de la Federación en sus relaciones con ellos aparecen como problema de fondo en la polémica nacida en España en el seno del atletismo. Rafael Pajarón, director técnico, es el centro de los tiros. Su condición de entrenador sin gran prestigio -inferior al de otros muchos entrenadores españoles- y de hombre poco hábil contribuye a complicar las cosas.

Como se recordará, hace algunos días lo más selecto del atletismo español convocó a la prensa para anunciar su decisión de no acudir a más encuentros internacionales hasta tanto no fuera apartado del cargo de director técnico -equivalente al de seleccionador nacional- su actual titular Rafael Pajarón. Poco después, Páez, actual campeón europeo de 800 en pista cubierta, anunció su definitivo abandono del atletismo, «porque estoy harto de promocionar inútiles que se envanecen con mis triunfós». Algunos días después, se conoció la expulsión de la residencia Blume de cinco de los revoltosos: Alonso Valero, Castillo, Abadía, José Antonio Alonso e Iglesias. La decisión se justificó por los informes de mala conducta recibidos desde la residencia. El director de ésta, Joaquín Agulla, salió al paso de tal afirmación y mostró al atleta Alonso Valero -considerado el líder de la rebelión en la Blume- el informe presentado por él, y en el que recomendaba la renovación.

Al fondo, las becas

El malestar de los atletas con la Federación nace de la falta de una solución válida para compensar la dedicación de los atletas a su deporte, problema general en todos los deportistas españoles de élite en casi todas las modalidades más o menos supuestamente amateurs. La Federación de Atletismo compensa a los atletas con becas, que oscilan entre las 15.000 y las 40.000 pesetas, más el pago de la estancia en algún colegio mayor o residencia y los estudios de alguna carrera. La cantidad, por supuesto, no le resuelve al atleta su futuro, que debe enfocar por los estudios.El sistema sería aceptable de no ser porque la percepción de tales beneficios por parte de los atletas está un tanto sujeta a azares. Al final de cada año se aplica un baremo -que muchos discuten- para decidir quiénes reciben las mejores becas, quiénes las peores y a quiénes se les retira. En tal baremo, por ejemplo, no se tienen en cuenta los resultados obtenidos en pista cubierta, lo que crea el descontento de quienes han obtenido buenos resultados en esta modalidad, que se está extendiendo rápidamente, pero que la Federación aún no considera equiparable al aire libre.

Ocurre, además, que, a juicio de los atletas, la Federación utiliza la beca como un sistema de presión para obligar a los atletas a observar la conducta que les interesa. La amenaza de retirarle o disminuirle la beca, o de trasladarle de la residencia Blume a otro colegio peor, es algo que pesa de forma continua sobre los atletas que hacen declaraciones incómodas a la prensa, o a los que solicitan no acudir, a un encuentro, o a los que pasan algunos meses sin superar su mejor marca. La situación resulta casi humillante para los atletas, que han terminado por volcar sus iras contra Pajarón, director técnico y brazo ejecutor de la Federación en las decisiones difíciles.

Pajarón, un hombre sin brillo

Rafael Pajarón se relacionó con el mundo del deporte a través de la hípica, en la que permaneció hasta los JJOO de México. Después fue cobrando una creciente afición por el atletismo y se hizo profesor de Educación Física en el colegio Raimundo Lulio, de Madrid. En este colegio formó algunos buenos atletas, que constituyen su mejor palmarés: Rodríguez Lobo, Carrasco, García Bustillo y De la Infanta. En el año 1974, el colegio se desinteresó por el equipo de atletismo y Pajarón convenció a algunos conocidos suyos para formar un club en el barrio de Moratalaz, la Agrupación Atlética Moratalaz, y trasladó sus atletas a este club.Cuando De Hoz llegó a la presidencia de la Federación Española fue nombrado en primer lugar director técnico un entrenador de prestigio: José Luis Martínez; pero un viaje a México sin permiso federativo le costó el puesto. Se planteó entonces la sustitución y se pensó en Pajarón. Aunque poco antes de eso la Federación había elaborado una relación de los mejores veinte entrenadores nacionales para cubrir ciertos puestos y en la misma no fue incluido Pajarón por su pobre ejecutoria, lo cierto es que en principio su nombramiento no cayó mal. Parecía un hombre neutral dentro del revuelto mundillo del atletismo y, en definitiva, ser director técnico de la selección no es cargo que parezca presentar grandes dificultades. Basta con seleccionar a los que más en forma están.

Pero el hecho es que su ejecutoria en el cargo se ha visto salpicada de problemas. Dejó en España a Blanquer con ocasión de los campeonatos europeos de Praga, y eso costó la dimisión en bloque de la Federación Valencia; tuvo un enfrentamiento con Cerrada cuando confeccionó el calendario de preparación para el Cross de las Naciones; provocó la decepción del equipo de 4 x 400 al no llevarlo a los europeos; Páez fue el último en enfadarse con él, hace pocas semanas.

No sólo con los atletas ha rebotado Pajarón. Al poco de llegar al cargo envió una carta a todos los entrenadores solicitándoles que le enviaran el plan de preparación que habían dispuesto para los atletas internacionales a su cargo «pará ser sometido a la aprobación de esta dirección técnica». El entrenador del club Vallehermoso -el más fuerte-, Pascua Piqueras, le contestó a vuelta de correo que no tenía por qué informarle de su plan.

El caso Páez

Páez, una de las más prometedoras figuras de nuestro atletismo, ha anunciado recientemente que deja, este deporte. Aun cuando es de esperar que rectifique su decisión, lo cierto es que su caso puede servir para estudiar toda esta compleja problemática. Páez recibió por su título de campeón de Europa de los ochocientos un premio especial de 100.000 pesetas; Llopart, por su título de Europa de los cincuenta kilómetros marcha, recibió 250.000. José Luis González, por ser decimoquinto en el Cross de las Naciones, 160.000. Páez no puede evitar comparaciones.Al anuncio de Páez de abandonar el atletismo, la Federación ha reaccionado haciendo público, con feo estilo, lo que el atleta cuesta al erario público: 1.135.700 pesetas al año. La cantidad mueve a errores si no se a desglosa: Páez sólo recibe anualmente 420.000 pesetas por su beca mensual de 35.000. El resto de la cantidad sale de sumarle a eso los gastos que supone su estancia en la residencia Blume -360.000 anuales-, los viajes con la selección nacional en España y fuera de ella, las atenciones médicas, los masajes y el material.

En torno al título europeo de Páez se dio además una circunstancia que terminó de enfrentar al Vallehermoso con la Federación -existe una red de recelos entre ambos organismos-. Como quiera que tras el triunfo de Llopart éste fue recibido por el Rey, el Vallehermoso esperó que la victoria de Páez obtuviera el mismo premio. Incluso invirtió el club 25.000 pesetas en confeccionarle un estupendo traje para la ocasión, en el que se incluía, por supuesto, un gran escudo con el nombre de Pepsi, marca que apoya económicamente al club. Pero no hubo tal recepción, el Vallehermoso se quedó con el traje y culpó a De Hoz de no haber realizado las gestiones oportunas. De Hoz, sin embargo, aseguía que insistió repetidas veces ante Castejón para conseguir la entrevista.

No ha sentado bien entre los atletas que la Federación hiciera pública la cantidad que cuesta cada uno de ellos, cantidad en la que, como queda dicho más arriba, se incluye todo lo que cuestan sus viajes, material, asistencias médicas, residencias, etcétera. Los hombres que critican a la Federación señalan que esta, en lugar de publicar estas cantidades, haría mejor en reducir muchos otros gastos superfluos. O el dispendio que supone su fracasada revista. Despedir al responsable de la misma le costó la la Federación 260.000 pesetas, debido al contrato existente. El que se hizo cargo a continuación, el pasado mes de marzo, comenzó a tirar 10.000 ejemplares -nunca se pudieron vender ni 3.000, provocó un enorme gasto -cerca de cuatro millones, según algunas versiones- y terminó desapareciendo tras apoderarse de todo el archivo, ranking y muchos datos esenciales. El error de la Federación la llevó incluso a tener que cambiar las cerraduras para evitar que siguiera llevándose cosas.

Para aclarar realmente lo que la Federación invierte en el equipo nacional es mejor mirarlas cantidades de cerca. El total es de 114 millones. De ellos, diecisiete van directamente destinados a los atletas, a sus bolsillos, en forma de esas becas cuya cantidad oscila entre las 15.000 y las 40.000 al mes. Una cantidad algo menor, 16.694.000 pesetas, se invierte en mantener a los atletas en sus residencias, sea como intemos o mediopensionistas. El resto es para viajes, concentraciones, atenciones médicas, entrenadores, etcétera.

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