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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Doble versión de la guerra civil

En torno a los versos de Antonio Machado dirigidos a Enrique Líster: «Si mi pluma valiera tu pistola / de capitán, contento moriría», que han dado título a este libro, el prolífico escritor Fernando Díaz-Plaja ha reunido más de trescientos artículos de los escritores españoles más destacados, de ambos bandos, en la guerra civil. Dura tarea, en primer lugar, de investigación en hemerotecas e importante síntesis histórico-literaria de la aventura de una «locura colectiva» que invadió por un tiempo a los españoles.«El lector debe ver en estas páginas una muestra horrible de lo que los hombres pueden decir de otros hombres, compatriotas suyos, pero jamás debe tomarse como un intento morboso de resucitar viejas historias, de bucear en los curriculum de gente que en algunos casos está todavía viva.» Por las 750 páginas del libro desfilan -algunos viven- escritores como Areilza, Pío Baroja, Tomás Borrás, Julio Camba, Francisco Casares, Eugenio d'Ors, Giménez Caballero, César González Ruano, Pedro Laín Entralgo, marqués de Lozoya, Manuel Machado, Pemán, Ridruejo, Rosales..., todos ellos por parte de la entonces zona nacional. En la parte republicana destacan Aleixandre, Altolaguirre, Aub, Corpus Barga, Bergamín, Bleiberg, Cernuda, Rosa Chacel, Domenchina, León Felipe, Irene Falcón, Gil Albert, Ramón Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Julián Marías, Montesinos, Navarro Tomás, Arturo Serrano Plaja, María Zambrano...

Fernando Díaz Plaja

«Si mi pluma valiera tu pistola». Los escritores españoles en la guerra civil. Editorial Plaza / Janés. Barcelona, 1979. 750, páginas.

Casi todos los escritores de aquel tiempo se adhirieron a uno u otro lado de la tragedia, intentaron explicar sus orígenes y mostrar el paraíso que acarrearía el final de la misma: consecución de un imperio maravilloso o la justicia social. Terminado el purgatorio de la contienda, al español se le ofrecía, se le ofrecían sus escritores, el paraíso de una España nueva.

Fernando Díaz-Plaja ha rebuscado en las constantes de esta literatura de urgencia y de compromiso con la realidad de ambas partes, aparecida en periódicos y revistas, publicados tanto en España como en el extranjero, y ha descubierto una serie de conceptos clave, casi podríamos decir, en términos de la moderna lingüística, operadores semánticos, a los que recurrían constantemente los escritores. Son los de patria, trabajo, futuro político de España, culto a la personalidad, visión del extranjero, religión, regionalismo, escritor comprometido y crímenes ajenos.

Con el fin de acercarse a la explicación directa que hicieran los escritores de la realidad de la guerra, Fernando Díaz-Plaja ha recopilado artículos y no libros, porque en los primeros se muestran más a las claras y más directamente los impulsos que les motivaban y la ideología que les guiaba. Esta selección, para empezar, ya ha sido un acierto, además de una novedad.

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