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Dos guardias civiles muertos y otros dos heridos en atentados perpetrados en Azcoita

En la madrugada de ayer dos guardias civiles murieron en Guipúzcoa víctimas de actos terroristas. Otros dos compañeros suyos resultaron heridos. Uno de ellos, con el cuerpo destrozado, se encontraba entre la vida y la muerte a la hora de redactar esta información. Los hechos se produjeron en el término municipal de Azcoitia, población guipuzcoana que se encuentra a 56 kilómetros de la capital donostiarra. La primera pareja de guardias civiles fue objeto de una acción armada a las tres de la madrugada. Una potente carga fue activada a distancia cuando ambos se desplazaban en un Land Rover. Uno resultó muerto, y el otro herido de consideración. Otros dos guardias, cuatro horas más tarde, fueron alcanzados al tratar de desactivar un artefacto. El más próximo a la carga resultó muerto, y el otro lesionado de suma gravedad

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Un comando terrorista activó a las tres de la madrugada una potente carga explosiva cuando se encontraba en el radio de acción del artefacto uno de los dos Land Rover de la Benemérita que se desplazaban por una carretera próxima a Azcoitia. Uno de los vehículos fue alcanzado de pleno por la onda expansiva y desviado varios metros de la dirección que llevaba. La parte delantera del automóvil quedó destrozada, y mientras uno de sus ocupantes perdió la vida en el acto, el segundo fue trasladado en estado grave a un centro sanitario de San Sebastián.Los agresores se dieron a la fuga, para lo que utilizaron, al parecer, algún automóvil que habían situado en las proximidades. El artefacto, compuesto por varios kilos de goma-2 mezclados con otros tantos de metralla para aumentar su capacidad destructora, había sido adosado a uno de los muros que se encuentran en la orilla de la carretera que une las localidades de Azpeitia y de Azcoitia. La carga estaba conectada a unos cables que se extendían más de 150 metros por el monte, y en cuyo extremo se encontraban escondidos los autores

El guardia civil muerto en este nuevo atentado es Francisco Gómez-Gómez Jiménez, de veintiocho años, natural de Almería, casado y con dos hijos. Su compañero herido, Juan Muñiz Sánchez, fue trasladado una hora después del atentado a la capital donostiarra, donde se encuentra ingresado en la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu. El equipo médico que le atiende, tras una operación quirúrgica, ha calificado su estado de grave, aunque en principio no se teme por su vida.

Nada más conocerse este nuevo acto de violencia se pusieron inmediatamente en marcha los clásicos mecanismos de seguridad.

A las siete de la mañana, cuando un grupo de guardias civiles se encontraba analizando el mecanismo del artefacto utilizado en el atentado, observaron a escasos metros otro paquete sospechoso, al parecer, conectado al detonante de la primera carga. Al manipularlo hizo también explosión, con el resultado de una nueva víctima y otro miembro del Cuerpo herido de suma gravedad. La proximidad de ambas cargas hace pensar, más que en una trampa, como señala una nota oficial de la Guardia Civil, en un fallo en el mecanismo de activación por el que, en un principio, ambos artefactos hubieran explosionado al unisono.

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La potente onda expansiva causó la muerte al guardia civil Miguel García Bayo, de veintinueve años, natural de Zamora, casado y con tres hijos. Un compañero de la víctima, Francisco Mota Calvo, gravemente lesionado, se encuentra internado en un centro sanitario de San Sebastián. En el transcurso de una operación quirúrgica le fue amputada la pierna izquierda y se le observaron graves heridas en el tórax causadas por el impacto de la metralla que contenía el artefacto.

A primeras horas de la tarde quedó instalada en el Hospital Militar la capilla ardiente de los dos guardias civiles muertos y hoy, a las once de la mañana, se celebrarán en la capital donostiarra los funerales por ambos.

Durante la jornada se recibieron en Ias redacciones de los periódicos vascos varios comunicados de condena por la totalidad de las acciones violentas ocurridas ayer en territorio vasco.

Los dos guardias civiles heridos se encuentran ingresados en la unidad de cuidados intensivos de la residencia sanitaria, Nuestra Señora de Aránzazu. El primero de ellos, Juan Muñiz Sánchez, nació hace veintisiete años en Baeza (Jaén), está casado y tiene un hijo. Su compañero, Francisco Motal Calvo, que presenta heridas mucho más graves, nació en un pueblo de la provincia de Palencia, está también casado y tiene dos hijos.

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