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La remodelación de Vallecas

Presidente de la Asociación de Vecinos de Palomera CentrooEl 8 de julio de 1977 se aprobó inicialmente por la Comisión del Area Metropolitana la delimitación de cinco polígonos de expropiación situados en los sectores de San Diego, Edificación Abierta y Palomeras Sureste, que sumaban una superficie de 409 hectáreas, lo que quería decir que la totalidad del suelo calificado por los tres Planes Parciales quedaba sometido al sistema expropiatorio. Transcurrido el mes de información pública, la tramitación posterior del acuerdo ha estado paralizada durante más de un año, hasta el pasado 27 de noviembre, en que Coplaco lo aprobó definitivamente.

En este tiempo las presiones ejercidas por los grandes propietarios, por un lado, y las reiteradas declaraciones de la Administración de la inviabilidad del acuerdo debido a la carencia de fondos públicos para llevarlo a cabo, por otro, han dado lugar a un fuerte retroceso en el planteamiento inicial. Como consecuencia de los convenios de pasillo establecidos con los grandes propietarios, éstos quedan liberados ahora de la expropiación, pudiendo hacerse extensivo además este tipo de pactos a los propietarios medios. Las 160 hectáreas que únicamente se reservan en la aprobación definitiva para el realojamiento de los vecinos significan que:

- La operación de realojamiento ya no será auto financiable, como preveían los vecinos, mediante la permuta de sus terrenos y de sus viviendas actuales por otras nuevas, con la comercialización del suelo sobrante para cubrir el desembolso económico de la Administración una vez realojados. (Téngase en cuenta que las áreas ocupadas por los vecinos son de baja densidad, incrementándose los volúmenes de edificación en la remodelación.)

- Finaliza la congelación de licencias de construcción en las áreas liberadas de grandes y medianos propietarios, conseguida con la movilización de 20.000 vallecanos en julio de 1976 y que hasta la fecha ha sido la única garantía real para que la Administración atienda las reivindicaciones vecinales. Se van a comenzar así espléndidos negocios inmobiliarios cuando aún no están definidas en ninguna parte las condiciones de realojamiento de las 12.000 familias afectadas.

- El suelo público más el cedido por los grandes propietarios tiene una capacidad de las dos terceras partes de las viviendas necesarias, lo que dará lugar a la construcción de viviendas sin estar resuelto el problema de la totalidad de las familias. Uno de los riesgos de dar pasos parciales de este tipo puede ser el que se realojen los que cuenten con más medios económicos y se discrimine al resto.

- El alcance de la expropiación quedará limitado a los terrenos de los propietarios modestos, que se verán obligados, como en el caso de los vecinos de Palomeras Centro, a abandonar sus terrenos bien situados dentro de la ciudad para irse a otros más alejados que hoy son rústicos.

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- Se mantienen vigentes los tres Planes Parciales, que ya no serán derogados ni revisados, contra los que han luchado durante años los vallecanos.

Contrariamente a la demagogia de que ha hecho gala Coplaco sobre el acuerdo definitivo, ni está garantizado el realejamiento de los vecinos, ni se han valorado en ninguna disposición legal las plus valías creadas por los mismos (cuando han sido el principal factor de la revalorización de toda la zona). Las únicas viviendas que se están construyendo en este momento son las del polígono Fontarrón (Cerro del Tío Pío), en los terrenos públicos cedidos por el Instituto Nacional de la Vivienda a la empresa VISOMSA, creada para llevar a cabo el Programa de Viviendas Sociales. Sólo existe una promesa del Ministerio de recompra de las viviendas para dedicar las al realojamiento, sin que se conozcan hasta hoy ni las condiciones ni los proyectos, lo que en la práctica no es ningún obstáculo para que esta empresa ofrezca estas viviendas a cualquiera que pueda pagarlas.

Es evidente que al no haberse definido un plan de realojamiento, con señalamiento de áreas prioritarias y valoración de los bienes que se dejan al acceder a las nuevas viviendas, los más pudientes van a comprar las primeras que se construyan, sin que se liberen áreas de suelo para seguir haciendo viviendas y formándose bolsas de pobreza con las familias de menores recursos, que se van discriminando. Por otra parte, cuando para todo el país se prevé la ridícula cantidad de 30.000 viviendas de promoción estatal directa para el próximo año, nos sorprende la nueva promesa de 8.000 para Vallecas, sin que , haya proyectos o presupuestos aprobados. Tengamos en cuenta que está estadísticamente comprobado que la ejecución de los planes de promoción directa se queda en realidad en un 30% de las previsiones iniciales, o sea, serían unas 10.000 viviendas para el próximo año para todo el país. Nos sabemos ya la letra: «Esto es lo que tenemos, vamos a repartirlo entre todos, democráticamente.

En nuestra opinión, matizaríamos las declaraciones del gerente de Coplaco de que «los propietarios habían conseguido su calificación (de sus terrenos) de edificables como un regalo de la anterior Administración, cuando eran rústicos o verdes». en el sentido de que las vías de actuación territorial actuales no han variado gran cosa con relación a las del franquismo: a la hora de expropiar, se expropia sólo a los pequeños y se compensa con volumen de edificación a los grandes.

Además nos resulta inaceptable la ejecución práctica de declaraciones generales de los pactos de la Moncloa como que «las plusvalías pertenecen a la colectividad» o «el deseo del uso social del suelo», que en el acuerdo que nos afecta se han traducido en que especuladores sobradamente conocidos-en Vallecas van a contar, a mayor abundamiento, con la posibilidad de construir unas 25.000 viviendas en terrenos rústicos que han retenido a lo largo de muchos años con unas cargas fiscales mínimas. El espléndido negocio que se abre para los grandes propietarios, al contar con suelo abundante y barato calificado y unos precios de venta de las viviendas, que hoy están en cuatro millones en la zona, resulta desproporcionado con las contrapartidas ofrecidas a los vecinos.

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