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Cierre patronal y enfrentamientos UGT-CCOO

Los propietarios de Minas de Figaredo acordaron el sábado aplicar desde ayer, lunes, el cierre patronal a la explotación ante la negativa de los trabajadores a realizar las tareas de conservación. Fuentes sindicales estiman que el cierre patronal es un eslabón de una cadena cuyo final será la ejecución de la suspensión de pagos y la quiebra.

La UGT, que ha defendido la inmediata incautación de la empresa y su paulatina integración en Hunosa por razones sociales económicas, ha lanzado un duro ataque a CCOO, responsabilizándola de la actual situación del conflicto. La UGT acusó, por otra parte, al PCE de convertir el tema Figaredo en un motivo electoral en vísperas de la elección del 17 de mayo para el Senado. En su ataque a CCOO, la UGT recordó que después de arduas deliberaciones, el ministro de Trabajo, Rafael Calvo, hizo la siguiente oferta: compromiso de entregar 125 millones, debiendo comprometerse la empresa a avalar dicho crédito y gestionar del Ministerio de Industria que entregase cincuenta millones más en cargo al fondo hullero. Trabajadores y empresa deberían negociar en tres días el convenio colectivo, comprometiéndose el ministro de Trabajo a dictar laudo si no existía acuerdo. El comité de empresa aceptó la propuesta, con un solo voto en contra y diecinueve a favor. Votó en contra Avelino García, de CCOO, a pesar de que las dos centrales se habían mostrado partidarias de volver a la normalidad laboral ante la propuesta del ministro. La UGT responsabiliza a Avelino García de «lanzar a la asamblea de Figaredo a no aceptar los acuerdos, y al mantenimiento de la huelga » y de incitarles al abandono de los trabajos de conservación el pasado día 26. Cinco días después, en una reunión, CCOO y, UGT acordaban pedir a sus afiliados que entrasen a realizar las labores de conservación, porque la mina estaba sufriendo un irreparable deterioro. Según la versión de la UGT, Avelino García siguió oponiéndose al acuerdo, decidiendo la UGT correr con la responsabilidad de asegurar el mantenimiento de la mina, «pero ante la amenaza de que los coches y las ropas de quienes realizasen el mantenimiento serían quemados, se desistió de la acción, a fin de evitar enfrentamientos físicos entre los trabajadores».

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