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Entrevista:

"Mi obra literaria es una meditación sobre el País Valenciano"

Entrevista con Vicent Andrés Estellés, premio de honor de las Letras Catalanas

El premio de honor de las Letras Catalanas ha recaído este año en el escritor Vicent Andrés Estellés, tercer valenciano que recibe este premio después de Joan Fuster y Manuel Sanchís Guarner. Autor de La nit, Llibre de meravelles, tres volúmenes de su obra completa y una larga lista demuchos libros inéditos, periodista desde 1945 y redactor jefe de Las Provincias las últimas décadas. El poeta Estellés representa el valor de resistencia cultural indiscutible para unas generaciones en que no escribir la lengua del imperio suponía situarse en la oposición, y si se trataba del País Valenciano la marginación era doble.

«Creo que mis libros, en el fondo y aun en la superficie, no son otra cosa que una meditación a veces colérica, otras veces meramente lírica, y casi siempre reflexiva sobre lo que ha sido, es y deberá ser con todas las rectificaciones posibles la vida del País Valenciano.» La triada de los valencianos que ha merecido este «Nobel de las Letras Catalanas» está fundada en unas estrechas relaciones de antigua amistad, reforzada por los embates inquisidores de los sectores valencianos más integristas. «El hecho de que convirtieran a mi amigo Joan Fuster -evoca Estellés- en ninot de una falla me movió a escribir mis Horaciones, en las que rindo culto a Fuster y también a Sanchís Guarner. Naturalmente me alegra mucho con este premio estar en tan buena compañía como son Sanchís Guarrier y Fuster, pero también estoy orgulloso de que me hayan situado en la compañía de otras personas a. las cuales admiro y estimo. En una palabra, estoy muy alegre y muy nervioso. Procuraré trabajar cada día como hasta ahora.»El escritor de Burjasot, pueblo próximo a Valencia donde nació hace 54 años, comparte que el premio esté destinado a los resistentes de una cultura oprimida por el franquismo, esté dedicado a recompensar el carácter de resistencia de una obra total o el conjunto de una producción. También destaca una conducta cívica, en cierto modo se premia tanto una labor literaria o científica como una conducta patriótica.

El trabajo cotidiano de Vicent Andrés Estellés durante largos años empezaba a primeras horas de la tarde en la redacción del diario, muy próxima a su casa, y continuaba hasta el clarear del amanecer con la escritura de poemas. «No sé, puede que el hecho de haber ejercido el periodismo me ha hecho ver tal vez con mayor rapidez ciertos hechos, pero en todo caso la producción poética ha seguido aparte, independiente, por libre, vaya, a mi aire, y justamente a la madrugada, cuando acababa mi trabajo y regresaba a casa y me sentaba en una esquina del comedor y escribía así cada día, cada madrugada, durante muchos años. Mi actividad poética he procurado preservarla siempre independiente y lo más nítida posible. »

«No sé que es lo que pueda caracterizarnos más o menos a la generación de escritores valencianos que nacimos en los años veinte -comenta Estellés- Efectivamente, este es el caso de Fuster y mío. Recuerdo sobre esto un texto en un libro de Sanchís Guarner. No recuerdo él se titulo, pero sé que él se ocupó de ello. Fuster empezó escribiendo versos y luego pasó a la prosa, al ensayo. Yo empecé escribiendo teatro y poco después pasé a la poesía. No acierto a decir lo que tenemos en común, pienso que en todo caso habría de ser alguien ajeno el que lo diga. Con todo, en común tenemos la actividad combativa en la defensa, en el afán por la normalización de la cultura catalana, en lengua catalana, en el País Valenciano, en aquellos tiempos de sangre y penas de muerte. Ni en el caso de Fuster ni en el mío los años parece que hayan menguado la actividad, sino que, al contrario, la han intensificado. »

«Una obra de amor y de cólera »

Junto a la publicación de numerosos textos inéditos, la expectación cultural se centra en conocer pronto su Mural del País Valenciano, obra grande que, no obstante, el propio Estellés quiere minimizar. «No creo, con perdón, que sea una gran obra, en todo caso es una obra de amor y de cólera, un conjunto de unos sesenta libros en los que se habla de nuestra historia, de nuestra geografía, de nuestro folklore. De la vida de los valencianos. Recuerdo que hace unos dos años empecé a escribirlo en el Perelló y que ha habido momentos en que trabajaba en el mural encarnizadamente, por ejemplo, empecé a escribirlo a mano con pluma, y pasé rápidamente a darle a las teclas de la máquina porque me vencía el trabajo, me extenuaba. Creo que es lo más que: puedo ofrecer a nuestro país, a sus gentes, que son las mías.» La conversación con el poeta de Buijasot siempre está llena de matizaciones. Las palabras se intercalan en un ritmo de consideraciones cotidianas. Cortado en ocasiones por la evocación, otras por una espontánea reacción de identificación y afectivas con lo que expresa, Su actual enfermedad le exige estar de baja en la redacción del periódico. «Alguna vez he dicho que quisiera dejar, a mi muerte, un recuerdo honesto entre unas pocas personas decentes», comenta finalmente con la intención de realizar un balance retrospectivo.

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