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Tensiones en la "cumbre" del Partido Demócrata Cristiano italiano

La directiva del partido democristiano de Italia, compuesta por cuarenta personas, se reúne hoy por vez primera después del secuestro del presidente del partido, Aldo Moro. Esta reunión ha sido precedida por un auténtico sondeo entre los parlamentarios de la DC, a cargo de los correspondientes jefes de las minorias, el senador Giuseppe Bartolomei y el diputado Flaminio Piccoli.

La impresión que reina es que con algunas reticencias de la corriente morotea (el 9% de los inscritos en el partido de acuerdo con los resultados de su último congreso nacional, celebrado hace dos años), los directivos de la DC aprobarán la línea dura, de no negociación con las Brigadas Rojas, adoptada por el secretario general Benigno Zaccagnini.La orfandad del partido democristiano, privado hace ya veintiocho días de su jefe indiscutible, Aldo Moro, está dejándose sentir penosamente a medida que transcurre el tiempo. El último gesto de rebelión registrado proviene de Bari, la ciudad natal del político secuestrado y que precisamente por eso no puede tomarse como ejemplo. Ahora bien, la circular que el jefe de la minoría parlamentaria en la Cámara de Diputados ha enviado a todos sus componentes en el sentido de que se abstengan de toda clase de declaraciones políticas, de entrevistas o comentarios sobre el caso Moro que puedan dañar la imagen unitaria del partido, prueba, en cambio, el malestar que reina en su seno.

En las conversaciones de pasillo se habla incluso de un hipotético terremoto en la cumbre democristiana convocada para hoy, con la sustitución de Benigno Zaccagnini, actual secretario general, por Arnaldo Forlani, considerado más enérgico. Se habla incluso de Giulio Andreotti, actual jefe del Gobierno, y de Amintore Fanfani, líder de la derecha democristiana como posibles candidatos a la presidencia de la República, cargo que quedará vacante a finales de este año. Hasta ahora, no había más que un seguro y único candidato, Aldo Moro, al que la historia de su secuestro ha quemado políticamente.

Cualquiera que sea el desenlace del caso Moro, la agenda política de las próximas semanas es lo suficientemente apretada como para exigir del partido democristiano la máxima atención. En efecto, está la ley del aborto actualmente en debate en el Parlamento, que debe discutir también la llamada ley Reale, ambas con el riesgo de un referéndum. Están después, la elecciones administrativas en el Friuli (Venecia Giulla), a las que concurrirán cuatro millones de ciudadanos. Por último, están la elecciones presidenciales de diciembre.

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