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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Subcine oportunista

Como filme histórico, es decir, que se limita a retratar unos hechos, Comando Txikia no dice nada que cualquier español no sepa: dice menos y mal. Como filme político carece de todo rigor y del más mínimo análisis del hecho que presenta, como filme de acción resulta zafio y aburrido.Comando Txikia es la versión de José Luis Madrid del asesinato de Carrero Blanco y, según una serie de rótulos interminables nos advierte, lo que vamos a ver es simplemente la descripción de unos hechos -¡ya!-, pretendidamente basada en los resultados de las investigaciones efectuadas por la policía. Pero, claro, la objetividad no parece irle mucho al señor Madrid, ya que hace un retrato de los cuatro etarras que llevaron a cabo el atentado absolutamente delirante. Encarnados de modo grotesco por Galiardo - Naschy - Isbert - Ceinos, la visión de estos; cuatro activistas que José Luis Madrid nos ofrece es simplemente cómica, permitiéndose poner en boca de éstos, frases poco menos que admirativas hacia la figura de Carrero Blanco o hacer que horas antes del atentado pongan en duda sus métodos y se larguen una bastante pobre disquisición sobre la violencia y su empleo.

Comando Txikia (La muerte de un presidente)

Dirección: José Luis Madrid. Guión: José Luis Madrid y Rogelio Baon. Fotografía: Enrique Salete. Intérpretes:Juan Luis Galiardo, Paul Naschy, Tony Isbert y José Antonio Ceinos. Española, 1977. Local de estreno: Minicine 1.

La película está dividida en dos partes: la primera es una especie de prólogo que, bajo el título de El personaje, traza una apología de la biografía y las virtudes castrenses, humanas y religiosas del presidente asesinado. La segunda, titulada Los presuntos hechos, compone el grueso del filme.

Comando Txikia es puro y elemental subcine, servido por uno de los realizadores más oportunistas de nuestro cine. Incapaz de contar su historia de una forma cinematográfica convincente, el señor Madrid se sirve de una continua y martilleante voz en off para compensar su nulidad narrativa, mientras que el 90% de sus imágenes son vacías y faltas de todo significado.

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