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Elecciones legislativas francesas

Los partidos políticos franceses, en capilla

Las cuatro cabezas visibles de la mayoría presidencial francesa -Jacques Chirac, Jean Lecanuet, Jean Pierre Soisson y Jean Jacques Servan Schreiber- arrodillados, en actitud orante y rezando el rosario.De esta forma, el conocido caricaturista del diario Le Monde, Konk, interpretaba ayer el trance en que los partidos en el Gobierno se encuentran en estas vigilias de las elecciones legislativas. Pero si el dibujante hubiese retratado a los dirigentes de izquierda en la misma actitud -quizá sin rosario y con menos velas-, también se habría acercado a la realidad.

El recogimiento, la expectación, dominan en efecto las horas previas a unos comicios cuyo carácter trascendental nadie niega. Una relativa moderación se hace patente en las intervenciones finales de los dirigentes políticos, en espera de la correlación de fuerzas que establecerá el voto de mañana domingo y que será decisivo para el resultado final de las elecciones, el día 19. Moderación que, en la mayoría presidencial traduce -hecho poco frecuente en las últimas décadas- un respeto claro hacia la fuerza del adversario y que en la Unión de la Izquierda es reflejo de una relativa confianza, inquietante en todo caso, en una victoria en esta primera vuelta. «Francia se encuentra cortada en dos», confesaba ayer en la radio el dirigente gaullista Jacques Chirac. Y esta confesión de la realidad encerraba no tanto un juicio catastrofista como una gran amargura. De forma que, en su conversación de casi hora y media con una quincena de periodistas locales, el heredero de la tradición del general, aun confesándose seguro de la victoria final de la mayoría, dedicó la mayor parte de sus intervenciones a describir, forzado por sus interrogadores, cuál sería la estrategia de su partido en la oposión.

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Porque la propia mayoría preisidencial parece tan persuadida del pronóstico favorable a la Oposición, reflejado en todas las encuestas, que los dirigentes giscardianos y gaullistas se han preocupado menos de mostrar a los electores cuál es su programa .de gobierno, que de cuáles serían. las consecuencias de una victoria de sus contrarios. La pregunta forzada en cualquier intervención en radio y televisión es siempre la misma: ¿Qué ocurrirá en caso de que gane la Oposición? Nadie parece interesado en interrogarse sobre una eventual victoria de la mayoría.

Sólo la anunciada intervención del presidente Giscard para hoy sábado podría alterar un sentimiento que Chirac, el único dirigente de la mayoría que mantiene el tipo hasta el final, califica de «laxista».

El 12, voto histórico

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Y es que, al final de cuentas, nada puede impedir, ni siquiera una victoria final de la mayoría presidencial, gracias a un sistema de escrutinio electoral que le es actualmente favorable, que la votación de esta primera vuelta tenga un cierto carácter plebiscitario. Y aunque la composición final de la Asamblea se decidirá el día 19, siempre quedará como dato con trascendencia histórica el que la mayoría de los franceses se hayan pronunciado por la izquierda mañana, día 12.

Es un hecho que inquieta profundamente a la mayoría presidencial. a pesar de que se esfuerce en convencer al electorado de que el único resultado válido será el del día 19. A tal punto, que el edtorialista del diario Le Figaro, defensor a ultranza del actual Gobierno, llegaba a decir ayer: «Lo que se juega el domingo, en el filo de una navaja, en la hoja de un cuchillo, es el destino de Francia, el vuestro, el de vuestros hijos. El destino de vuestros recuerdos, el de vuestras esperanzas.»

Horas de vigilia también del lado de la izquierda. Porque la moderada euforia de los últimos días no llega a ocultar las enormes dificultades que se derivan del hecho de que no exista, a estas alturas, un acuerdo sobre la aplicación del programa común, ni siquiera la certeza de un desistimiento mutuo en favor del candidato mejor colocado para la segunda vuelta.

Las últimas declaraciones de dirigentes de la izquierda -Charles Fiterman, por el PCF, y François Mitterrand, por el PS- dejan traslucir que no habrá dificultades mayores para ese desistimiento, pero, a pesar de ello, a partir del día 19, en caso de una eventual victoria de la Oposición, quedaría todavía un largo y difícil camino por recorrer.

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