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El prolongado consumo de carbón modificará el clima terrestre

Si la humanidad continúa utilizando los combustibles fósiles y, especialmente el carbón, el progresivo aumento de dióxido de carbono producido alterará gravemente el medio ambiente del planeta. Así lo advierte un informe realizado por un grupo de científicos norteamericanos.

La continua utilización de combustibles de origen fósil, como el carbón, el gas natural y el petróleo, está lanzando al aire miles de toneladas de este gas, que se desprende al quemar dichos combustibles. El dióxido de carbono actúa como un cristal en la atmósfera y, aunque permite el paso de la luz y el calor solar a la corteza terrestre, absorbe los rayos infrarrojos, por lo que podría provocar serias alteraciones en el futuro en caso de que su volumen en la atmósfera aumentase de forma considerable.Los científicos que han dado esta alarma emplearon dos años y medio en completar su informe, destinado a la Academia Nacional de Ciencias. Predicen que los cambios climatológicos empezarán a principios del próximo siglo. Entre otras cosas, el estudio prevé un incremento de la temperatura global y un aumento del nivel de las aguas marinas en unos cuatro metros, así como graves pérdidas en la productividad de las zonas agrícolas y en las riquezas marinas.

Según el citado informe, a finales de siglo, el volumen de dióxido de carbono presente en el aire será un 25 % más alto que el existente antes de la revolución industrial. De continuar empleando los combustibles fósiles como fuente energética más importante, dicho volumen será cuatro veces mayor a mediados del siglo XXII, lo que provocaría un aumento del calor del globo de diez grados Fahrenheit, y mucho más en las altas latitudes. Aunque se detuviera entonces la combustión de carbón y petróleo, el dióxido de carbono tardaría mil años en disminuir su porcentaje en la atmósfera.

Según los datos que argumentan el estudio, la humanidad ha lanzado a la atmósfera en los últimos cien años unos 127.000 millones de toneladas de "dióxido de carbono, procedente en su inmensa mayoría de la combustión de dichos productos. Otro factor que ha contribuido notablemente a agravar la situación ha sido la desaparición de zonas boscosas paulatinamente en todo el globo, con lo que ha decrecido la asimilación del dióxido de carbono que producen las plantas verdes mediante la fotosíntesis.El informe de la Academia Nacional de Ciencias indica que un acre de extensión de bosque tropical recoge cien toneladas de carbono de la atmósfera. Pero al ir desapareciendo los bosques, principalmente desde mediados del siglo pasado, este gas permanece en el aire y modifica la composición de la atmósfera.

El paulatino calentamiento del globo, provocado por esta modificación, tendría serias consecuencias sobre la agricultura y las zonas más fértiles se trasladarían a más altas latitudes. Por ejemplo, el «cinturón de maíz» norteamericano, situado actualmente en lowa, podría estar dentro de cien años en Canadá.

Otro efecto que podría producir el calentamiento atmosférico sería el de derretir grandes masas de hielo de la Antártida, con lo que el nivel del mar podría incrementarse en cuatro o cinco metros. Ello crearía graves problemas en las ciudades costeras. A todo ello hay que sumar los efectos sobre la fauna y flora marinas y las consecuencias sobre la salud del ser humano, aún no bien conocidas.El estudio no ofrece alternativas a la utilización prioritaria de combustibles fósiles, pero será sin duda utilizado por los defensores de la energía nuclear. En su reciente programa energético, el presidente Carter pidió un mayor empleo del carbón, muy abundante en Norteamérica, en detrimento de la energía atómica.

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