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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Senadores para la Democracia

LA CANDIDATURA de los Senadores para la Democracia tiene un doble significado simbólico y político que conviene analizar.Las grandes formaciones de la izquierda no han presentado en Madrid candidaturas para el Senado, si se exceptúa la del PSP. Alianza Popular y la Unión de Centro sí presentan listas, encabezadas por los señores Arias Navarro y Fernández Cuesta, respectivamente. Frente a ellos, y además de otras candidaturas, un profesor del PSOE y dos abogados, liberal uno, democristiano el otro, avalados por millares de firmas, buscan el voto en esas clases medias que cultiva de ordinario la derecha autoritaria. Pero recibirán sin duda también un fuerte número de sufragios de la izquierda.

De este panorama resulta que la confrontación electoral para el Senado por Madrid va a tener un valor añadido innegable. Lo que se decide en ella es el símbolo de la continuidad o no del franquismo. Con una particularidad: poner punto final a los procedimientos e intereses del Régimen anterior no significa en la candidatura de Madrid optar por una alternativa revolucionaria, sino una opción progresista y moderada al estilo europeo. Aguilar, Satrústegui y Villar creen que la cancelación del espíritu de guerra civil es una prioridad de la política española; defienden que el franquismo es un largo paréntesis dictatorial que hay que cerrar; y sostienen que España sólo puede convertirse en una democracia moderna mediante un gran pacto constitucional que permita abordar las cuestiones urgentes y las transformaciones de fondo.

Por eso Aguilar, Satrústegui y Villar coinciden en dos características en común: de un lado, su europeísmo; de otro, su largo historial de resistencia frente a Franco. Desde el punto de vista político, y al margen de sus cualidades personales, que nos abstenemos de definir, los tres candidatos representan tres grandes tendencias -liberalismo, democracia cristiana y socialismo- que gobiernan hoy en Europa. Pero, además, esas tres corrientes tienen el contraste en estos casos personales de una larga serie de luchas frente a una dictadura, que logró la complicidad y casi completa sumisión de la derecha de los intereses y optó por neutralizar físicamente a los discrepantes. Curiosamente, Joaquín Satrústegui, el más derechista, reúne en su hoja de servicios el número más alto de detenciones, deportaciones y multas de los tres candidatos.

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Senadores para la Democracia es, en resumen, la derecha, el centro y la izquierda europeas, enfrentadas al fantasma continuista. Y este símbolo de la democracia unida es el único que permite a un diario como EL PAIS, que no recomendará su voto para ninguna formación política concreta, el expresar su simpatía por quienes han sido capaces de hacer valer por encima de posiciones de partido los valores de un régimen democrático.

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