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Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
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Lola Flores

Lola Flores, la petenera nacional, debutó en la noche la otra noche, y como cuarenta años de ser la Lola de España y el Lazo de Isabel la Católica le han dado una autoridad, pues aparte de cantar, bailar, maravillársela y hacer el lerele, doña Lola Flores se permitió hacer definiciones y dar consejos al personal, que al fin y al cabo es lo que hacen todas las esfinges sobredoradas del antiguo régimen por, la televisión o al natural.-A ezte mundo hemos venío a ser madres -le dijo Lola a Massiel, con ocasión del embarazo de la Massielona, que llevaba un poncho encima de su prematernidad.

Pues no, doña Dolores, a este mundo no hemos venido a ser madres, a este mundo no ha venido la mujer sólo a parir, sino también a vivir, a trabajar, a leer algún libro de vez en cuando (aunque usted -dijo una vez que con los escritores prefería hablar), e incluso ha venido la mujer a este mundo para votar. Quiero decir, faraona, que como la cojan a usted por banda las de la vindicación femenina esa, que son el rayo que no cesa (y si no que lo diga Marsillach), la van a lapidar a usted, la van a laminar entre dos linotipias, la van a estereotipar como lo que usted es: la flor última, anacrónica e insólita de un viejo sistema vertical-folklórico y orgánico-recreativo que ya no marcha. Ay cómo me la maravillaría yo, doña Lola.

Por más que puede que tenga razón la bruja mayor del duende nacional, que en una revista ha dicho Alfonso Paso que Lola Flores tiene raza y que la raza es una cosa que se está perdiendo, ay que pena-penita-pena, doña Lola. La raza, la zambra y el parto. He ahí la trinidad caliente y contundente que hay que defender, señora reina del cante. La raza, la zambra y el parto. La fuerza bruta, el cachondeo y los premios de natalidad. Y si lo llevas bien y lo sientes, al final te dan el Lazo de Isabel la Católica.

Porque Lola Flores hizo chiste de los artistas que se politizan, pero yo le prometo, doña Lola, que el Lazo de Isabel la católica también politiza el hermoso seno sobre el que usted lo luce. De nada, doña Lola.

Tiene razón, sí, el oráculo de la raza y lo racial, y puede que lo que deba hacer la mujer en este mundo -sobre todo la española, que es más mujer que nadie- sea parir y parir, parir todo el rato, sin descanso, parir a pierna suelta, sin píldoras ni oginos. Pero en el Hospital Clínico de Madrid ha ingresado, el otro día una embarazada con veinte años que se negaba síquicamente a admitir su embarazo, y que cuando tuvo el niño lo envolvió en papel higiénico y lo dejó en el baño. Ah, la represión moral sobre el parto en el país de las paridoras.

Nada de libros, nada de estudios, nada de viajes, nada de nada. Parir, parir y dejarse de pancartas, derechos, manifestaciones, reivindicaciones y cosas, parir más y dejarse de tanto Reich, tanto Gunter Grass y tanto cine de arte y ensayo, que se pasan la vida en la Filmoteca Nacional, las tías, o en la biblioteca del Ateneo, y en lo que lees un libro pares un niño, y en lo que haces una ficha lo engendras, que eso está tirado.

Ay cómo me la maravillaría yo.

-Lo artistaa entretené a la gente y lo político a jasé política, como debe sé -dijo Lola de España.

Todo un proyecto sugestivo de vida en común, que diría Ortega. Bien por la despólitización tardía de la racial. Ay si no fuera por el Lazo, doña Lola. Hace usted bien, que hay ex ministros que, sin lucir Lazo de Isabel sobre el seno izquierdo, como usted, también se han despolitizado rápido. La noche ardía de famosos y me quedé pensando que doña Lola Lazo tiene razón: parid, paisanas, parid, parid todo el rato, que habéis venido al mundo a ser madres, y la triste paridora, que dijo Angela Figuera, soporta más y mejor el dolor, la humillación, la pobreza, la tristeza zoológica de ser sólo madre, porque no todas las madres del pueblo trascienden a Lola nacional por gracia y capricho de una oligarquía y una aristocracia que gustan del ceceo y el cachondeo. Ay cómo me la maravillaría yo, doña Lola.

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