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Las Trade Unions presionan al Gobierno para que busque soluciones al desempleo

Juan Cruz

El primer ministro Callaghan y los líderes sindicalistas británicos celebraron ayer una reunión en la que los representantes de los trabajadores hicieron llegar al Gobierno su preocupación por el incremento del nivel de desempleo que padece el país.La reunión se ha celebrado una semana después de que el Departamento de Trabajo diera a conocer que en Gran Bretaña hay millón y medio de personas desocupadas. Los sindicatos consideran que no hay ninguna perspectiva de que mejore la situación, a no ser que el Gobierno introduzca medidas económicas de emergencia.

Los líderes sindicales estiman que esas medidas están contenidas en todas las resoluciones adoptadas en sus últimos congresos anuales. Entre ellas se indica la necesidad de controlar la importación para mejorar la balanza de pagos, y consecuentemente, para crear más puestos de trabajo. Ellos consideran que la dependencia creciente de Gran Bretaña de los productos que le vienen del Mercado Común y de Japón ha sido la culpable del actual nivel de desempleo, el peor que sufre el país desde que terminó la segunda guerra mundial.

Los sindicatos le dijeron ayer a Callaghan que introdujera una política económica basada en esa teoría. Según las Trade Unions, la situación es desesperada. Si continúa y el Gobierno no adopta una resolución para atajarla, el apoyo tradicional. que los sindicatos prestan a la administración laborista podría verse disminuido considerablemente.

Los líderes sindicales consideran también que el Gobierno debe mantener el nivel de gasto público, cuyo recorte fue decidido durante el mes de julio, entre grandes protestas de la izquierda del Partido Laborista y de los propios sindicatos.

Los avisos que los representantes de los trabajadores han hecho al primer ministro en la reunión de ayer son especialmente significativos. porque se producen muy pocos días antes de que tenga lugar en Brigton el congreso anual de TUC.

Tradicionalmente, ese es el congreso del que se deduce la actitud sindical con respecto a las reivindicaciones de los trabajadores. El tema más importante suele ser el de los salarios, que fue decidido en un congreso especial celebrado en junio. Entonces, los sindicatos aprobaron por mayoría la propuesta gubernamental de detener todo aumento de sueldos en un 4,5 por 100 durante el plazo de un año.

El congreso de Brigton se concentrará, por tanto, en la preocupación sindical sobre el nivel de desempleo. Si el Gobierno no actúa con rapidez para combatir el problema, es muy posible que la cooperación tradicional de tradeunionistas con laboristas se vea seriamente amenazada en el curso de esa inmediata conferencia.

Se espera que lo que allí se diga sea especialmente crítico hacia la actuación del Gobierno, al que se considera incapaz de reducir la escala del problema. Se supone, en estas circunstancias, que Callaghan habrá aprovechado la ocasión que le brindaron los líderes de los trabajadores para pedirles paciencia y para rogarles que hicieran lo posible por conseguir que de la reunión de Brigton no saliera ninguna amenaza seria contra la actual Administración.

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