_
_
_
_
_

Una experiencia apasionante

«Han sido positivas. A pesar de todos los pesares, de todas las posturas divergentes, se ha trabajado mucho y bien. Mucho mejor que en México, Bruselas o Madrid. Esa era la opinión general, por lo me nos la opinión mayoritaria de las asistentes a las primeras Jornades Catalanes de la Dona. Cuatro mil mujeres aclamaron, con una ovación que duró más de cinco minutos, la presentación de Jconclusiones definitivas de las sornade que se habían elaborado mientras Julia León, Elisa Serna y Marina Rossell calmaban con sus canciones las impaciencias de las asistentes, en el Paraninfo de la Universidad.Si se ha de hacer un resumen de lo que han sido estos cuatro días de Jornades, éste ha de ir calificado como «trabajo eficaz», «entusiasmo», y «corrección». Sí, corrección, pues si durante el primer día no se dejó leer una comunicación en la que la ponente exponía ser partidaria del papel tradicional de la mujer en el hogar, lo cierto es que al día siguiente la asamblea hacía autocrítica de su postura antidemocrática, pudiendo todas, a partir de entonces, participar en los debates: aplausos o abucheos manifestaban, al final, la opinión de las asambleístas, pero, por lo menos, cada uno podía manifestar su opinión. Desde la Sección Femenina y las mujeres del Opus Dei, hasta el colectivo feminista y los grupos de lesbianas, todos pudieron ocupar la tribuna del Paraninfo.

Liberación dentro del socialismo

Las posturas más diferenciadas se pusieron de manifiesto en relación a la mujer y a la familia, la mujer y la sexualidad, la mujer y la política Respecto a la familia, la asamblea, mayoritariamente, puso de relieve que la familia no puede cambiar dentro«del sistema capitalista, pues es la célula base que fundamenta la propiedad privada, y aboga por la implantación de una sociedad socialista, en la que el papel de la mujer en la familia encontraría su verdadera dimensión liberadora. La minoría se mostró partidaria de la disolución de la familia patriarcal, que sería sustituida por uniones libres y pluralistas, con los hijos a cargo del Estado. Esta posición fue verdaderamente minoritaria, pero es justo señalarla aquí.Respecto a la sexualidad, se hizo, en general, hincapié en la necesidad de la mujer de poder controlar su propio cuerpo, con lo, que, consiguientemente, se pidieron los contraceptivos, la información sexual a todos los niveles y la legalización del aborto. En este caso, fueron las organizaciones católicas las que expresaron su desagrado. En las conclusiones se ponía de manifiesto que el aborto es un extremo que no gusta a nadie, pero que es un hecho real y que no puede ignorarse, sino que, al contrario, hay que procurar eliminar las causas del mismo -contracepéión eficaz, planificación familiar, información exhaustiva- y, en todo caso, evitar la clandestinidad que provoca innumerables daños, si no la muerte, a las mujeres que llegan a él.

En otro orden de cosas, se revindicó el derecho al divorcio, la abolición de la patria potestad exclusiva del hombre, la igualdad de derechos de las madres solteras y de los hijos ilegítimos, la abolición de la doble moralidad tipificada en los códigos, que castigan el adulterio de la mujer y no el del hombre, que persiguen a las prostitutas y no a los que las utilizan e etcétera. Se pidió la amnistía general y es pecíficamente para los delitos femeninos, la igualdad de trato de las presas políticas con respecto a Ios presos políticos, etcétera.

En cuanto a la participación de la mujer en la política, las posiciones fueron tres: mientras unas aseguraban que la lucha feminista ha de pasar por los Partidos políticos y sólo a través de ellos, otras denunciaban a los partidos como manipuladores de las mujeres,. La posición intermedia aseguraba que la mujer, como persona, debía par ticipar si lo deseaba en los partidos políticos y debía, en tanto que mujer, realizar una lucha. para conseguir la igualdad de derechos con el hombre: en definitiva, abogaban por la «doble mílitancia». En general, en las conclusiones se reflejó que, incluso los partidos, más progresistas, notan una falta de interés hacia los problemas es pécíficos de la mujer, añadiendo que «esperamos que sus últimas tomas de postura pública sobre el tema sean alguna cosa más que el fruto de un interés táctico y oportunista». La crítica más generaliza da hecha a las defensoras a ultranza de los partidos políticos, era que éstas « pedían la particilpación en unos organismos existentes, sin poner en cuestión estos organismos ni sus bases».

Protestas de la derecha

Al margen de las Jornades en sí, cabe destacar el clima que éstas han despertado en la ciudad de Barcelona, y que padecen mayoritariamente los diferentes periódicos de la ciudad. Grupos de extrema derecha han comenzado a enviar centenares de cartas protestando -cuando no amenazando- por el simple hecho de informar de estas Jornades; y opiendo una enorme, virulencia en la condena de las ponencias allí tratadas que, por tender mayoritariamente hacia una sociedad socialista, ha parecido enormemente subversivo. Si a ello se une que un grupo de ginecólogos barceloneses hizo público, hace unos días, un comunicado en el que se mostraban partidarios de una información seria sobre la planificación familiar, y que los médicos firmantes han sido amenazados por los grupos de ultra-derecha, que se lamentan de que «los padres de los médicos firmantes» no hubieran «planificado la familia», porque de esta forma «esos señores no hubieran nacido», se puede comprender que, quizás por primera vez en España, se ha abierto un debate profundo sobre temas fundamentales, hasta ahora considerados tabú.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_